Opinión | Botas de aluminio

Pelayo Botas García-Barrero

Tropezón

Sobre el partido del Oviedo ante el Dépor

El Real Oviedo volvió a salir al campo con excesiva prudencia en este primer partido de marzo, con Hassan metido en el cuadrado interior para dejar la profundidad en el costado a Nacho Vidal. Sin embargo, el Deportivo demostró ser un equipo trabajado, conocedor de nuestros defectos y virtudes, y supo explotarlos con rápidas transiciones al espacio y con dos delanteros de otro nivel. O, al menos, con otro ritmo en comparación con nuestra temerosa zaga del domingo.

Pero los goles, como suele pasar en esta categoría, no respondieron al juego ni fueron consecuencia directa de él. El 0-1 llegó en un córner visitante, en una jugada de arrastre coruñés que dejó a un rival solo en la frontal para marcar un bonito gol, celebrado con jolgorio en la grada gallega. El tanto del Oviedo también nació en un córner: un dos para uno que Hassan puso al área y cuyo rechace cayó a un inspirado Chaira, que la embocó en portería.

Poco más se vio en la primera parte, salvo alguna galopada de los rubios del Dépor que nos metieron el susto en el cuerpo. Así llegamos al descanso, con un Carlos Tartiere a reventar que esperaba algo más de su equipo. Pero ya sabemos cómo es esta categoría: la igualdad es máxima hasta el último minuto de la última jornada.

El Oviedo empezó la segunda parte algo mejor, con más intensidad en tres cuartos, pero sin generar ocasiones de peligro. Fue a raíz del triple cambio del míster cuando el equipo tocó definitivamente a rebato y se fue hacia adelante, con dos puntas a los que centrar balones. Estuvimos a punto de marcar, sobre todo en una contra en la que nuestro killer, con una potencia abismal, recorrió tres cuartos de campo en conducción, dejando atrás a la zaga coruñesa, orientándose al centro de la portería y a su pierna buena. Pero con todo a favor, la mandó arriba. Muchos pelos oviedistas se arrancaron en esa jugada.

Y cuando perdonas en esta categoría, ya sabemos lo que pasa. Una pérdida en medio campo con el equipo mal basculado hacia la izquierda nos pilló al espacio y, en un segundo intento, tras un paradón de Aarón, Ximo Navarro puso el 1-2 definitivo en el minuto 91. El duende volvió a ser azul y blanco, pero primo de una meiga.

Toca recomponerse y pasar página. Si alguien pensaba que algún partido iba a ser fácil o que se iba a ganar solo por ser quien eres, estaba confundido. En esta categoría, cada partido se puede ganar o perder, da igual el rival o el estadio. Ahora nos vienen dos miuras: el sábado viajamos a Miranda para enfrentarnos a un Mirandés que está arriba, que solo ha perdido un partido en casa (¡en octubre!) y que posiblemente sea el equipo que mejor defiende de la categoría. Y el viernes siguiente, recibiremos en el Carlos Tartiere al poderoso Elche, probablemente el equipo que mejor ataca. Puede pasar cualquier cosa. ¡Imagina no confiar! ¡Hala Oviedo! n

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