Opinión

Partiendo de la nada

La salvación y un equipo que tendrá que volver a construirse casi de cero

El sábado, cuando salí de El Molinón, lamenté, como tantas veces, la tarde remota en que sin saber por qué me hice aficionado de este equipo. Entonces me vino a la memoria, como tantas veces, un diálogo de la película "El secreto de tus ojos", dirigida por Juan José Campanella y basada en un relato de un escritor argentino muy futbolero, Eduardo Sacheri: "¿Te das cuenta, Benjamín? El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín. No puede cambiar de pasión". La pasión no era otra que el equipo de fútbol argentino Racing Club de Avellaneda.

Dando por inevitable que no había forma de deshacerme de la maldición del sportinguismo, empecé a analizar los partidos que quedaban mientras recorría el Muro camino a casa. Pensaba si el entrenador debía continuar o no, si tendría que volver a sacar mi bufanda de "Fernández vete ya" cambiando el apellido, o en si Rafa Quirós escribiría (y lo hizo) un artículo brillante analizando la situación en el que, a lo Billy Wilder, mezclara la dosis exacta de comedia y tragedia que exige esta situación. La mañana del domingo anunció la destitución del entrenador y el resto del día y buena parte del lunes me dediqué a estudiar los posibles candidatos: Machín, Xisco, Garitano, el Pitu (no vale, que ya entrenó, lo mismo que Carrión); la opción Ciri no creo que se contemple por exceso de sabiduría futbolística. A última hora del lunes ya parecía confirmado Asier Garitano como entrenador para el mal menor de la permanencia en la segunda categoría del fútbol español .

Es arriesgado dejarlo por escrito, pero voy a aventurarme a decir que entrenar al Sporting en esta situación es un chollo. Muy mal tienes que hacer las cosas para no lograr el objetivo y quedar como un héroe. El Tenerife terminó el partido del pasado sábado celebrando su victoria y en un estado de máxima euforia cuando los números dicen que está a diez puntos del Sporting. Si la salvación se establece en esos famosos cincuenta puntos, los tinerfeños tienen que sumar diecinueve de veinticuatro. A nosotros, que estamos sumidos en el más cruel de los desánimos, nos faltan nueve puntos, tres victorias. Los dos últimos partidos son ante el Cartagena y el Racing de Ferrol, que llegarán ya descendidos a esas jornadas y, entre medias, a excepción del Mirandés, partidos contra equipos que probablemente tendrán poco que jugarse cuando toque enfrentarse a ellos.

Lo que me preocupa es qué pasará la temporada que viene con un equipo que tendrá que volver a construirse casi de cero y con unos jugadores que en el último año no han mejorado las prestaciones del anterior. Tarea para el ya no tan nuevo accionariado que tendrá que tratar de no hacer suya esa famosa frase de Groucho Marx: "Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria".

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