Romanos vencidos, mortales y locos

Vae victis.

Ahora resulta que casi todo el mundo futbolero sabía que la decadencia y caída del Imperio madridista estaba a la vuelta de la esquina, y fue el Arsenal el encargado de asestar la puñalada mortal al Real Madrid de Mbappé. Hace un par de telediarios, el Real Madrid era el gran favorito para ganar la Liga de Campeones, pero ahora solo es un equipucho lleno de mediocres multimillonarios dirigidos por un italiano un poco demodé. ¡Ay de los vencidos! Eso fue lo que dijo el caudillo galo Breno después de derrotar a los romanos, cuando cortó las protestas romanas acerca de que la balanza en la que estaban pesando el oro del rescate estaba amañada. Vae victis. ¡Ay de los vencidos! ¡Ay del romano Real Madrid vencido por un Arsenal de lo más galo! Mbappé es un bluf. Desde que perdió el Balón de Oro, Vinícius Jr. no es ni la sombra de lo que fue. Modric está viejo. La defensa es de saldo. Courtois solo para lo improbable, no lo imposible. Ancelotti, como la grasa de ballena que alumbra y no atufa, está muy bien para iluminar un club que gana títulos casi con displicencia, pero no sabe qué hacer ante equipos eléctricos como el Arsenal o el Barça. ¡Ay del Real Madrid!

Dioses y hombres.

Del mismo origen son los dioses y los hombres mortales, dice Hesíodo en "Trabajos y días". Dioses y hombres descienden de la Madre Tierra, y esto no se debe olvidar ni siquiera cuando sentenciamos el declive mortal del Real Madrid o la insignificancia de sus delanteros en el momento de la verdad. El Real Madrid divino que se pasea por la Liga de Campeones y el Real Madrid demasiado humano que no tiene recursos para sobrevivir a dos faltas directas de Rice descienden del mismo Fútbol, ese deporte que es como es y en el que pasan las cosas que pasan. Divino y mortal, el Real Madrid es tan capaz de caer derrotado sin gloria en el Emirates Stadium como de recuperar la inmortalidad en el Bernabéu en un partido que ponga en ridículo a la lógica de Aristóteles. Del mismo origen son la victoria y la derrota. Los que ahora dicen que el Real Madrid estaba desnudo harían bien en esperar a que se agote el último segundo del partido de vuelta contra el Arsenal en el Bernabéu, ese estadio que a veces se disfraza de monte Olimpo.

Noventa minuti.

Supongo que, después del fantástico gol de Merino, los chicos de Ancelotti estarían de acuerdo con Bertolt Brecht cuando decía que lo importante no es salir vencedor, sino salir vivo. Y el Real Madrid, por mucho que insistamos en amañar la balanza y olvidar que dioses y hombres tienen el mismo origen, salió vivo del Emirates. Ya sé que en el Real Madrid lo importante siempre es salir vencedor, y no simplemente vivo; pero los madridistas tienen que aprender la lección del Barça, que en estas últimas temporadas ha entendido que salir vivo de un partido puede ser un pequeño paso para el equipo pero un gran paso para el club. El Dortmund no salió vivo del Estadio Olímpico de Montjuic, pero el Real Madrid sí salió vivo del Emirates. Por eso creo que el partido Real Madrid-Arsenal será épico, mientras que el partido Dortmund-Barça será estético, con el muro amarillo del estadio Signal Iduna Park iluminando el juego pero no el resultado. El tiempo es una dimensión del espacio, como enseña la teoría de la relatividad de Einstein, así que los "noventa minuti" de los que hablaba Juanito son una dimensión del espacio del Bernabéu. El tiempo se le va a hacer muy, muy, muy largo al Arsenal en el espacio del Bernabéu. Quién sabe, a lo mejor después del partido los galos de Breno tendrán que irse a casa diciendo: "¡Están locos, estos romanos!".

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