Al cielo, cuanto antes, mejor

Cuando el 18 de junio de 2001 se produjo el último descenso del Oviedo escribí un comentario que titulé "Bajada a los infiernos". No me imaginaba hasta qué punto el titular se iba a quedar tremendamente desbordado por los hechos. Porque lo que sucedería en los años siguientes superaría con creces lo imaginable, pues el Oviedo no solo bajó a Segunda División sino que cayó aún más abajo, pues el desacuerdo con varios jugadores para pagar lo que les debía, lo despeñó a Tercera División.

El ascenso a Segunda se demoró nada menos que seis temporadas y en ese periodo el club estuvo a punto de desaparecer, aunque la operación diseñada desde el Ayuntamiento para, supuestamente, evitarlo incluía un camuflaje como el que ya habían utilizado algunos equipos, entre ellos históricos como el Málaga. Se trataría de conservar el nombre de Oviedo, la camiseta azul y un escudo parecido, pero el club sería otro. La reacción de un sector del oviedismo evitó que se consumara el fraude.

Gabino de Lorenzo acabaría reconociendo que esa operación había sido su mayor error como alcalde. El oviedismo leal salvó la permanencia del club en su identidad de siempre y la llegada de capital mexicano recuperó como viables unas aspiraciones que estaban basadas en su historial.

El Oviedo es, por su ejecutoria, un equipo de Primera División, categoría en la que ha jugado en 41 temporadas y en cuya clasificación histórica ocupa el puesto número 20 entre los equipos que han jugado en la máxima categoría. Es lógico que todo el oviedismo, desde los seguidores a los directivos, quieran ocupar ese lugar, que, en una competición abierta como es el fútbol, se conquista con los resultados.

POR EL SÉPTIMO ASCENSO .

La materialización de ese deseo es lo que está en juego ahora. No es exagerado decir que ese deseo es el mayor registrado hasta la fecha. El Oviedo lleva 24 temporadas fuera de Primera División. Más que nunca. El oviedismo sabe lo que es celebrar un ascenso, pues ya lo ha hecho en seis ocasiones. El séptimo lo sería como ninguno. Y eso podría ocurrir hoy. Pero, como es bien sabido, no dependerá solo del Oviedo. Una victoria azul es imprescindible, mas necesita que se den además otros resultados para que produzca el efecto deseado. El principal, la derrota del Elche en La Coruña ante el Deportivo. La esperanza de que el Oviedo cumpla con lo que se espera de él parece bien fundada.

Desde la llegada del nuevo entrenador, Veljko Paunovic el equipo ha mejorado en eficacia. De los ocho partidos jugados ha ganado cinco y ha empatado tres. Ha marcado once goles y ha recibido cuatro. Y ha mantenido la puerta a cero en cuatro partidos. Por si fuera poco, su entrenador puede añadir motivaciones personales, como la de conseguir un desquite histórico. Él estaba en la alineación oviedista que el 17 de junio de 2001 perdió por 4-2 en Mallorca, resultado que provocó el descenso del Oviedo tras 13 temporadas consecutivas en Primera. Paunovic hacía llegado al Oviedo como refuerzo de cara a los últimos partidos de Liga. Dejaría buenas sensaciones.

Ahora también ha llegado, como entrenador, en el tramo decisivo de la temporada y hasta el momento su trabajo ha resultado eficaz. El ascenso lo coronaría. Oviedo lleva 24 temporadas sin Primera División. Y Asturias, siete, tras el último descenso del Sporting. Lo deseable, desde la perspectiva ovetense, en particular y de la asturiana en general, es que esa eficacia culmine esta tarde con el ascenso del Oviedo. Pero si no se produce hoy, quedará una nueva oportunidad, ésta disputable a doble partido, para subir al cielo del fútbol profesional. Ojalá ese ascenso se pueda celebrar hoy. Pero si la celebración se demorase unos días, sería igual de bienvenida.

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