Opinión

Todo pasa por una victoria en casa

Hay veces en que el fútbol te coloca justo en el lugar que soñaste. A un paso. A una noche. A un partido. El Real Oviedo está ahí, rozando con la yema de los dedos el sueño que lleva 23 años esperando. Y no es casualidad. Es justicia. Es fe. Es trabajo.

Queda un último esfuerzo. Noventa minutos —o quizá algo más— en un Carlos Tartiere que va a ser una caldera. Treinta mil gargantas empujando desde el primer pase. Treinta mil almas con el corazón azul, dispuestas a dejarse la voz por este equipo. Porque lo sentimos, lo vivimos, lo merecemos.

Todo pasa por una victoria. Y qué mejor lugar para conseguirla que nuestra casa. Con nuestra gente. Con nuestra historia. Con cada jugador dejándose el alma, con cada oviedista empujando desde su asiento. Con once en el campo y miles en la grada, fundidos en un mismo grito.

Jugadores: no estáis solos. Estáis en casa. Jugáis con ventaja, con el respaldo de una ciudad que nunca dejó de creer, ni en las malas ni en las peores. Esta afición ha pasado por todo. Por descensos, por barro y por silencio. Ahora, por fin, toca luchar por la gloria.

No se puede especular. No se puede temer. Hay que salir a ganar. Con alma. Con corazón. Con fútbol. Porque este tren no pasa dos veces, y ya sabemos lo que duele quedarse en el andén.

El Tartiere os espera. El Tartiere os lleva en volandas. El Tartiere quiere volver a ver fútbol de Primera. Queremos volver a sentirnos grandes. Queremos volver a ver a nuestro Oviedo donde siempre debió estar.

Todo pasa por una victoria. Y no hay lugar mejor para lograrla que en este templo azul, con la ilusión por bandera y el alma en cada jugada.

¡Vamos Real Oviedo! ¡Es ahora o nunca!

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