Opinión

Berta, tu deseo ya está cumplido

La odisea vivida por el oviedismo desde hace veinticuatro años bien merecía un final feliz, por una vez

Berta Díaz Valdés fue una de las caras que puso humanidad a la felicitación del Real Oviedo en la navidad de 2016. Apenas unos meses antes, nos habíamos enterado en el periódico de que su corazón era demasiado azul y de que su médico le había prohibido ir al Tartiere porque está muy bien ser del Oviedo, pero el marcapasos sufría demasiado los vaivenes de esa pasión futbolera. Toda una historia, muy digna de ser contada, que dejó escrita en estas páginas Antonio Lorca gracias a la complicidad y a la elegancia innata de Berta, quien después de seguir al equipo por los campos de la Tercera asturiana apenas pudo ver un partido en su asiento de socia cuando el Oviedo regresó al fútbol profesional. En aquel mensaje navideño Berta, que compartió focos con Michu, expresó un deseo y dejó unas palabras rotundas, duras como la vida misma de todo buen aficionado carbayón: "No quiero morirme dejando al Oviedo en Segunda". Y lo decía ella, que como mi padre, de una edad parecida, había estado siempre pendiente de las desventuras de un equipo que nunca caminó solo, pese a los escuálidos palcos de entonces, donde muchos de los potenciales invitados rechazaban la propuesta. ¡Menudo planazo ir al desangelado Tartiere un domingo de finales de enero a las cinco de la tarde para ver un partido de Tercera División o de Segunda B!

Berta se fue hace tiempo, pero este sábado me acordé de ella y de lo contenta que estaría, con esa sonrisa tan suya, ya inolvidable. Este ascenso a Primera va por ella; va por mi padre, que me llevaba de la mano cuando dimos la vuelta al viejo Tartiere por el gol in extremis y a última hora de Atilano (Langreo) en Miranda de Ebro y que no entendía el por qué de las dos caras del Oviedo de Hierro y Calero, cuando jugaba en casa o de visitante; va por mi madre, que solo verme la cara ya se imaginaba el resultado cada vez que iba a verla después de un partido en el nuevo Tartiere y, gijonesa ella, se alegraba de los buenos resultados del equipo que remontó el vuelo en la temporada 2023-24.

Va por tantos que tenían la ilusión de ver algún día al Oviedo por donde solía, porque la odisea del oviedismo en el último cuarto de siglo bien merecía un final feliz, por una vez. Va por todos los niños y jóvenes que lucen con orgullo, y a paso firme, la camiseta del Oviedo, convencidos de que esta larga travesía por el desierto iba a vivir la más desatada y merecida celebración. Ojalá que lo mejor esté por llegar y que tanto empeño no caiga en balde demasiado pronto porque este ascenso es fruto del esfuerzo de muchos oviedistas de corazón, como tú Berta.

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