Opinión

El triunfo de la ambición

Claves de un ascenso

El Oviedo celebrará su centenario en Primera. Quién nos lo iba a decir en aquellos años de barro y zozobra, en los que el único objetivo era lograr la supervivencia del club a base de transfusiones de sangre azul de su ejemplar afición. Superados aquellos tiempos, de los que hay que aprender tantas cosas para no repetir errores, el Oviedo retorna a Primera reconvertido en un club joven y ambicioso.

Del aire juvenil se encarga esa sorprendente legión de niños y chavales que pasean con orgullo su camiseta azul y acuden fielmente al Tartiere cada quince días para animar a sus ídolos. Esa pasión cobra aún mayor relevancia en unos chicos que ni han visto jugar al equipo en Primera. Muchos de ellos crecieron en años de grandes penurias deportivas y aún así resisten al bombardeo mediático que les mete a Yamal y a Mbappé hasta en la sopa. Con lo fácil que es ser del Madrid o del Barcelona, estos guajes eligen al Oviedo y toman el testigo de sus bisabuelos, abuelos y padres. No todos los clubes pueden presumir de semejante patrimonio.

A la pujanza juvenil se le ha sumado esa ambición deportiva que tantas veces se echó en falta y que llegó al club de la mano del Grupo Pachuca y de su máximo responsable, Jesús Martínez. Con hechos y no palabrería o proyectos irrealizables que más tienen que ver con intereses económicos empresariales que con los del club. Martínez ha dejado abundantes muestras de esa ambición como patrón del Oviedo, pero la más trascendental ha sido, sin duda, su decisión de cambiar de entrenador cuando el equipo todavía estaba en puestos de promoción de ascenso. "Chucho" vio que con Calleja no se transmitía nada en el campo y que se iba camino de acabar la temporada sin posibilidad alguna de llegar a Primera. Así que destituyó al madrileño y optó por Paunovic. Dicen que el que no arriesga no gana.

El técnico serbio, en la misma línea que la propiedad, también insufló optimismo y ambición a los futbolistas y a la afición. Nada estaba perdido, ni siquiera el acenso directo, proclamó Veljko. Y el balón acabó dándole la razón. El equipo se puso a ganar partidos, logró la clasificación matemática para el play-off, llegó a la última jornada con posibilidades y logró el ascenso en la promoción.

La ambición de Pachuca y de Paunovic es el camino a seguir. Con los pies en el suelo y con humildad, pero el crecimiento del club no debe tener freno ni marcha atrás. El centenario llega en el mejor momento del último cuarto de siglo y con el estratégico proyecto de ciudad deportiva encarrilado en Siero, lo que garantiza que no va a haber zancadillas y sí agilidad en los trámites. Llegó la hora de disfrutar.

Gracias a todos los que han sostenido al club y a un timonel que sabe lo que quiere y lucha por ello con optimismo y ambición. Durante años cantamos "Volveremos". No estamos soñando, es una realidad. Hemos vuelto. Y para quedarnos.

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