Opinión
El emotivo homenaje de Melchor Fernández a Del Álamo, "grande como futbolista y como vecino"
Sobre el fallecimiento del exjugador, alabado por Puskas

Por la izquierda, Eduardo Del Álamo, Miguel Secades e Isidro Fernández Rozada. / LNE
El Entrego, en primer lugar pero de inmediato también el Valle del Nalón despedirán hoy a Eduardo del Álamo, al que el fútbol trajo a esta zona de Asturias sin que se sospechara que lo hacía para quedarse. Y ahora se va cuando hacía mucho tiempo que había adquirido la condición de un verdadero hijo adoptivo.
Fue, primero, un futbolista de calidad. De mucha calidad, que empezó a hacerse notar en los equipos de base del Real Madrid. La mejor crítica se la hizo un día nada menos que Frerenc Puskas, uno de los mejores futbolistas de la historia, cuando, después de haberlo visto en un partido, le dijo: "Así se juega, chaval".
Quizá no tuvo las oportunidades que su calidad futbolística merecía y hubo de buscarse otros caminos que el de la difícil subida de escalones en un grande. Y así llegó un día a Asturias para integrarse en la plantilla del Unión Popular de Langreo, el club que había surgido de la fusión de dos históricos equipos langreanos, como habían sido Racing de Sama (que se convirtió en Langreano por imperativo franquista) y el Círculo Popular de La Felguera y que se había asentado en la Segunda División.
Del Álamo fue uno de los pilares indiscutibles de aquel equipo en los años 60 y 70 del siglo pasado que, con entrenadores como Carriega y Vicente Miera y jugadores como Junquera, Abelardo y Nieves, tres porteros que serían figuras en Primera División, y futbolistas de campo como Vicente, Falito, Fidalgo, Lavandera, Mortera, Tono, Candi y Juan Carlos, por citar solo algunos, se convirtió en el tercer equipo de Asturias, tras el Oviedo y el Sporting, a los que ganó varas veces, alguna a domicilio. La admirable trayectoria del equipo langreano en esos años y en los anteriores se puede seguir en el estupendo libro que para conmemorar el cincuentenario del fútbol en Langreo escribió Alejandro Villa Allande en el año 2011. Del Álamo contribuyó de forma decisiva al éxito de aquel equipo con la finura de un juego que surgía de una cabeza clara y un cuerpo poderoso.
Decidió que su carrera deportiva se deslizara apaciblemente hacia el final y para ello ya tenía claro que no habría mejor lugar que Asturias. Aquí estaba Orfelina, la mujer que le había conquistado y que no solo le daría dos hijos, Eduardo y Aitor, sino que le encauzaría hacia una nueva profesión, la de gestor de una carnicería. Y se convirtió en un vecino de El Entrego, y, por extensión de toda la Cuenca del Nalón. Su carácter abierto y el ingenio de su humor socarrón, hicieron de él una figura tan conocida como apreciada.
Se te echará mucho de menos, querido Eduardo.
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