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Don Pelayo da la batalla histórica 1.300 años después

Los especialistas difieren en si hubo o no lucha en Covadonga, en las fechas, así como en su dimensión

Estatua de Don Pelayo, en Covadonga.

La batalla de Covadonga, ese relato épico de cómo un ejército de astures liderado por Don Pelayo fue capaz de derrotar con piedras a una tropa de guerreros musulmanes, cumplirá 1.300 años en 2022. Su fecha ha sido muy discutida, y lo mismo pasa con su magnitud y la cuantía de las tropas que participaron en aquel choque. Pero lo que resulta indiscutible es que la batalla de Covadonga marcó un punto de inflexión en la historia asturiana y el resto de España tras la invasión musulmana a la Península.

El enfrentamiento, realidad para algunos, mito para otros, pudo tratarse de una crónica “no muy creíble” llena de “influencias bíblicas”. Eso afirma el historiador Faustino Zapico, quien pertenece al grupo de los que poseen una opinión afirmativa sobre la existencia de aquella afrenta, “pero sin tanta epicidad como se dice. Está claro que algo hubo, pero no fue una especie de ‘Navas de Tolosa’ con miles de personas”. Zapico dice basarse en los relatos, tanto árabes, como astures. “Las historias que hay son muy posteriores a la batalla y poco creíbles por ambas partes. Es como si te cuenta la guerra iraquí Al Jazeera o la Fox. Pero es obvio que algo sucedió, los dos hablaron de la cueva”, indica el historiador mierense.

Otros sin embargo no parecen seguir esta corriente. Ernesto Burgos, historiador nacido en Mieres, y Margarita Fernández, catedrática de Historia Medieval en la Universidad de Oviedo, son partidarios de que aquella batalla “fue una leyenda alimentada por la literatura”.

Faustino Zapico (historiador): "Está claro que algo hubo, pero no fue una especie de ‘Navas de Tolosa’ con miles de personas; sería pero sin tanta epicidad como se dice”

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“Creo que es un mito. Es un hecho que, referente a la historia de la humanidad, no es muy antiguo como para perder todos los restos arqueológicos que pudieran demostrar su veracidad; y no hay nada, ni una sola prueba”, asevera Burgos. Fernández aboga también por más mito que realidad. “Los hechos relacionados con Pelayo y Covadonga, que nos empeñamos en seguir mitificando y magnificando, llegan a nosotros a través de unas fuentes redactadas más de cien años después, cargadas de ideología e intencionalidad y que en absoluto podemos interpretar sin someterlas a una rigurosa crítica”, asevera.

La estatua de Pelayo, en Covadonga.

“Aquella historia se hizo crecer porque en aquel momento interesaba fomentar la fe y la monarquía cristiana. Yo opino que hubo unos astures a los que los árabes dejaron en paz debido a que no tenían intereses en nuestro territorio”, declara Burgos, quien comparte opinión con Zapico en este aspecto: “Con la capacidad militar que tenían los musulmanes podrían haber ganado una batalla perfectamente, pero lo más seguro es que no les compensara económicamente”, alega.

Ernesto Burgos (historiador): “Creo que es un mito. Es un hecho que, referente a la historia de la humanidad, no es muy antiguo como para perder todos los restos arqueológicos que pudieran demostrar su veracidad; y no hay nada, ni una sola prueba”

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Y no hay restos que confirmen ni desmientan. “La fuente principal son las Crónicas Asturianas, sobre las que se ha edificado todo el armazón histórico del Reino de Asturias. La crónica más antigua es la Albeldense y algo posteriores las dos versiones de la Crónica de Alfonso III en las que se describe la batalla en la que 187.000 musulmanes son derrotados, pereciendo 124.000 en Covadonga, muriendo los 63.000 restantes en su retirada por la Liébana, al ser sepultados por un argayu en el que la intervención divina tuvo un papel relevante”, recalca Fernández.

La figura de Don Pelayo ha sido objeto también de controversias. “La gente siempre ha especulado con su origen, su nombre y muchas otras cosas. La realidad es que no era visigodo como les interesó decir en aquella época. Era un astur-romano que tuvo la suerte de ser elegido para iniciar la sublevación. Pelayo siempre ha sido un nombre astur, no tiene sentido que fuera de un origen distinto”, señala Zapico. La catedrática de historia medieval tiene una opinión parecida. “Desde luego todo el tratamiento que se ha hecho de Pelayo ha permitido crear unos mitos fundacionales a los que durante mucho tiempo se ha mirado como el origen de España. Pero también ha supuesto frenar la oportunidad de abordar esa etapa de nuestra historia de forma más compleja, que por otro lado es más difícil de trasladar al gran público”, declara Fernández.

Margarita Fernández: "Si en el 2022 volveremos la vista a la Alta Edad Media asturiana como hicimos en el 2018 celebrando multitud de congresos sobre el tema, pues bienvenido sea. Sólo espero que seamos capaces de superar los mitos y mirar más allá”

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Mito o no, el Principado celebró los 1300 años ya en 2018, debido a los partidarios de que la afrenta se desarrolló en el 718 d.C. Ahora, se habla de volver a recordar la efeméride al haber una gran cantidad de expertos que opinan que el año 722 d.C. es más exacto para encajar esta afrenta. “Como ya he dicho, creo que es irrelevante. Pero si decantarse por el 722 supone que en el 2022 volveremos de nuevo la vista a la Alta Edad Media asturiana como hicimos en el 2018 celebrando multitud de congresos sobre el tema, pues bienvenido sea. Sólo espero que el año que viene seamos capaces de superar los mitos y mirar más allá”, opina Margarita Fernández. Burgos sin embargo, propone una fiesta “no religiosa” como día de la región: “Yo soy partidario de que la fiesta del Principado sea el 25 de mayo (origen de la bandera y de la Asturias moderna), pero hay que seguir celebrando Covadonga. Quedan muchos cristianos, y eso hay que respetarlo”, sentencia Burgos.

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