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Al Norte, los Oscos y los Pirineos

Los logros científicos de un genial investigador comprometido institucional y socialmente con Asturias

"Al Norte, los Oscos y los Pirineos". Así empezaba la dedicatoria en un libro que me regaló Carlos López-Otín hace más de treinta años. En ella, parafraseando a su paisano José Antonio Labordeta, hacía referencia a nuestros orígenes respectivos, de los que cada uno presumíamos con cierta frecuencia. Lo había conocido cinco años antes, en junio de 1987. Carlos acababa de incorporarse al Área de Bioquímica y Biología Molecular de nuestra Universidad, donde se disponía a crear su propio grupo de investigación, y yo acudí al departamento para averiguar mi última nota de la licenciatura de Biología. En ese momento, me convertí en su primer estudiante de doctorado. Los comienzos no estuvieron exentos de dificultades, pero el entusiasmo y la creatividad de Carlos parecían ilimitados, así como su capacidad para insuflar ánimo ante las adversidades.

Poco a poco se fueron incorporando nuevos estudiantes, generalmente los mejores de cada promoción de Bioquímica y de Biología, que acudían fascinados por las clases magistrales de Carlos. Desde los comienzos, en el laboratorio siempre hubo una camaradería extraordinaria y un ambiente de inquietud científica y de rigor excepcionales. Treinta y cinco años después, este sigue siendo el ambiente imperante en el laboratorio de Carlos, del que continúo formando parte con orgullo. A medida que el grupo fue creciendo, las posibilidades de abordar problemas científicos del máximo interés fueron mejorando. Se introdujeron las técnicas más novedosas y eficaces en cada momento, lo que permitió que los recursos disponibles se emplearan siempre de forma óptima y que pudiésemos hacer aportaciones relevantes en la caracterización genómica de distintos organismos, así como en diversos aspectos de la biología del cáncer y el envejecimiento.

La brillantez de Carlos, su estimulante liderazgo y su excepcional capacidad de trabajo se tradujeron en una extraordinaria producción científica, que condujo a la identificación de más de 60 nuevos genes humanos, a la identificación de las causas genéticas de varias enfermedades, al desarrollo de valiosos modelos animales para investigar diferentes aspectos del cáncer y el envejecimiento y al ensayo preclínico de tratamientos frente a varias enfermedades. Su aguda visión científica le llevó a coordinar desde Asturias la participación española en el Consorcio Internacional de los Genomas del Cáncer, codirigiendo un trabajo descifró el genoma de más de 500 pacientes con leucemia linfática crónica. Paralelamente, Carlos ha conseguido integrar los resultados de las investigaciones biomédicas más relevantes para definir las claves biológicas ("Hallmarks") de la salud, de la longevidad y del envejecimiento, recogidas en tres publicaciones en la revista "Cell" de las que él es el primer autor. Su labor ha dado lugar a una docena de patentes, más de 40 capítulos de libros y más de 440 artículos científicos, citados por decenas de miles de científicos de todo el mundo que los encontraron útiles para sus propias investigaciones.

Desde los comienzos, en el laboratorio siempre hubo una camaradería extraordinaria y un ambiente de inquietud científica y de rigor excepcionales; 35 años después, sigue siendo el ambiente imperante

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El trabajo de Carlos también tuvo una importancia económica considerable para la Universidad de Oviedo. Para llevarlo a cabo, obtuvo financiación de diversos organismos públicos nacionales e internacionales, así como de varias fundaciones y empresas privadas. Cabe destacar el prestigioso ERC-Advanced Grant, dotado con 2,5 millones de euros para personal, reactivos y equipamientos, y también para los gastos generales de la Universidad.

También es bien conocida su excepcional labor docente en múltiples titulaciones de grado y postgrado, así como en la formación de nuevos investigadores. No en vano, en su grupo de investigación nos hemos formado más de 100 personas de al menos 10 nacionalidades diferentes, que hemos continuado nuestras carreras profesionales en diferentes universidades, administraciones públicas, empresas privadas y centros de investigación nacionales o extranjeros. Junto con Agustín Hidalgo, otro Profesor extraordinariamente querido, admirado y respetado y que desgraciadamente nos acaba de dejar para siempre, crearon el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA). Dicho instituto aportó el contexto adecuado para una boyante actividad investigadora sobre el cáncer y permitió proporcionar empleo en Asturias a decenas de jóvenes científicos.

Tampoco se puede ignorar su labor de divulgación científica, puesto que habrá pocos rincones de Asturias en los que no haya impartido alguna conferencia. También en los Oscos participó de forma inolvidable en una jornada organizada en la Casa Natal del Marqués de Sargadelos por el añorado José Luis de Alexos. Son igualmente encomiables sus desvelos por poner los últimos avances científicos al servicio de la sociedad y, especialmente, de las personas y familias con problemas de salud que le piden ayuda. Asimismo, su lealtad institucional lo impulsa siempre a colaborar decididamente con cuantas iniciativas requieren su participación para contribuir al progreso de nuestra sociedad y al prestigio de la Universidad de Oviedo.

Por todo ello, quiero aplaudir y agradecer sinceramente al Gobierno del Principado la concesión del título de Hijo Adoptivo de Asturias a Carlos López-Otín, y a la Junta General su apoyo unánime, reflejando así el cariño y el reconocimiento abrumadoramente mayoritarios de la sociedad asturiana.

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