Oviedo, L. G.

La energía asturiana pierde fuerza este año. La combinación de circunstancias asociadas al funcionamiento del mercado eléctrico, ciertos condicionantes ambientales y razones técnicas están limitando el funcionamiento de las térmicas de carbón, corazón del potente sector regional del kilovatio. Tanto que la generación de electricidad ha retrocedido en torno al 20 por ciento. Ese resultado explica en buena medida que el conjunto de la producción industrial del Principado esté en números rojos en relación al pasado año: según el índice que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), esa actividad de la industria está siendo en 2008 el 4,6 por ciento menos intensa que a la misma altura de 2007.

Conforme a las indagaciones de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI), el metal asturiano mantiene el buen tono del pasado año, han repuntado ciertas producciones químicas y la fabricación de maquinaria y bienes de equipo atraviesa en la región un momento «especialmente favorable». Del lado negativo, empiezan a notarse en ciertas empresas del sector cerámico y de la madera los efectos del declive en la construcción de viviendas. Los análisis de SADEI dan a entender, sin embargo, que el bache principal está en la energía asturiana.

Varias de las grandes térmicas de carbón han limitado su producción este año. No ocurre con la más potente de todas, la de HC Energía en Aboño, que mantiene su tono habitual de actividad. En cambio, la central que la misma compañía tiene en Soto de Ribera está parcialmente sin actividad. Una reparación en el llamado grupo III, el más potente y moderno del complejo, devalúa ya desde octubre del pasado año la producción de una central que, al igual que la de Aboño, se ha dotado de los equipo de reducción de la contaminación -emisiones de azufre y óxidos nitrosos- que desde principios de este año impone la disciplina ambiental de la Unión Europea (UE).

La térmica de Iberdrola, en Lada, y la de Unión Fenosa, en Soto del Barco, no disponen aún de esos equipos. En ambas está en marcha la construcción de plantas de desulfuración. Mientras se completa, las empresas están obligadas a restringir la actividad de las centrales para cumplir el compromiso de reducción de la polución. Fuentes de Fenosa explicaron ayer que, en parte por esa obligación, el complejo tinetense de Soto de la Barca ha rebajado un 20 por ciento su producción en lo que va de año.