Oviedo, L. GANCEDO

El átomo vuelve a estar en la primera línea del debate energético. Gana intensidad, dentro y fuera de España, la deliberación acerca de la conveniencia de reanimar la apuesta por las centrales nucleares ante el cambio climático, ante la escalada de la factura del petróleo y ante la general dependencia de Europa de combustibles para la producción eléctrica que apenas tiene (gas natural) o produce a costes no competitivos (carbón). Y también sigue viva la discusión sobre la seguridad de las instalaciones, atizada últimamente en el caso español por un incidente en el complejo catalán de Ascó. Probablemente, los asturianos más familiarizados con todas esas cuestiones son José María Bernaldo de Quirós, Aquilino Rodríguez Cases, Pablo Díez González y César Candás. Dirigen cuatro de los siete complejos nucleares que existen en España.

Asturias es tierra de energía y de ingenieros, lo que explica al menos en parte que las centrales atómicas de Almaraz (Cáceres), Ascó (Tarragona), Trillo y Zorita (ambas en Guadalajara) estén dirigidas por profesionales nacidos y, en la mayoría de los casos, formados en el Principado. Pablo Díez, responsable de Zorita, la primera nuclear que se construyó en España y la primera que ha sido jubilada -está en proceso de desmantelamiento-, así como José María Bernaldo de Quirós, director de la extremeña Trillo, coinciden en una doble tesis para justificar el papel de los técnicos asturianos, que no es sólo de ahora, en las salas de control de las nucleares: de una parte, la aportación docente de la Escuela de Minas de Oviedo; de otra, la también histórica presencia de profesionales de la región en puestos directivos de empresas que, como Fenosa, han tenido una implicación sobresaliente en el desarrollo de la energía de fisión atómica en España.

César Candás Villar, nacido en Lastres en 1958 y luego afincado en Avilés, es uno de los directores asturianos de nucleares que salió de la Escuela de Minas. En 1985 se incorporó a la plantilla de Garoña, central burgalesa compartida por Endesa e Iberdrola. Candás, que tras llegar a máximo responsable de Garoña fue fichado para Vandellós II en Tarragona, saltó el pasado abril a la también tarraconense Ascó. Se hizo cargo así del mayor complejo nuclear del país, formado por dos reactores que producen al año en torno al 6 por ciento de toda la electricidad que se consume en España.

Candás acaba de desembarcar en Ascó con el cometido de gestionar la última crisis que se produce en una instalación nacional por un incidente de seguridad: una fuga de material radiactivo, ocurrida en noviembre de 2007 y que esta primavera le costó el puesto al anterior director y al jefe de seguridad de la planta porque, presumiblemente, se ocultó el verdadero alcance de un suceso que, según Ascó, no ha producido daños ambientales o personales, pero que ha amplificado las críticas de los sectores más reacios a las nucleares y las dificultades de aceptación social de una tecnología lastrada por la catástrofe ucraniana de Chernobil (1986).

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