Buenos Aires, E. LAGAR

Ismael Prieto Canellada es presidente de la Asociación de Empresarios Asturianos en Argentina (ADEAA), una entidad impulsada por la patronal asturiana FADE con el objeto de servir de puente entre los emprendedores vinculados a Asturias de uno y otro lado del Atlántico. Destacado empresario del sector hostelero en Buenos Aires, Prieto Canellada, natural del concejo de Cabranes, sostiene que Argentina es, hoy por hoy, una tierra de grandes oportunidades empresariales.

-¿Qué puede aportar la asociación que usted preside a los empresarios asturianos que deseen invertir en Argentina?

-Nuestro objetivo es fomentar la relación empresarial entre Asturias y Argentina. Pretendemos hacer intercambio con los empresarios de Asturias que quieran invertir aquí y necesiten un asesoramiento que nosotros le podemos dar. Nosotros estaríamos para informarlo de qué necesita para acometer su inversión.

-¿Cuántos empresarios conforman su asociación?

-Entre ochenta y cien. Estamos empezando y queremos hacer extensiva este iniciativa a otros países de Suramérica. El pasado día 6 de abril, estuvimos reunidos con los empresarios asturianos en Chile, que también se constituyeron en asociación, y con empresarios asturianos en Brasil, que están pendientes de hacerlo.

-¿Cuajó algún proyecto concreto de inversión? ¿Han establecido ya muchos contactos?

-Estamos en ello. Tengo amigos empresarios en Asturias y me comentaron, en charla de café, su intención de invertir aquí. En eso andamos. Los empresarios asturianos tienen grandes oportunidades para invertir acá. Hay mucho por hacer en estos países.

-¿En qué sectores?

-En muchos. Turismo, construcción, hostelería. Infinidad de ellos. Nos gustaría que el empresario asturiano, sea cual sea su especialidad, se comunique con nosotros. Para ello tenemos una página web, con la dirección www.adeaargentina.org.ar. Que se comunique con nosotros y seguro que habrá una oportunidad para él. Hoy en día, por el cambio dólar/euro, resulta muy interesante importar a Asturias productos argentinos.

-¿ Cómo valora la situación económica de Argentina tras el «corralito»?

-Va mejor. Hay estabilidad. Siempre es momento para invertir en la Argentina. Los que llevamos acá muchos años lo sabemos bien. Cuánto peor está la Argentina, mejor momento para invertir. Cuando pasó la crisis del «corralito», en ese momento yo estaba en España y mucha gente amiga me comentaba que para salir de aquello la Argentina iba a necesitar tres décadas. Eso sería lo normal para un país normal. Y yo les decía que no, que, como mucho, íbamos a necesitar entre tres y cinco años. Sé que muchos no me creían, pero hoy se lo puedo demostrar. A los tres años la Argentina ya estaba bien. Y hoy estamos mejor.

-¿Desde Asturias se presta suficiente atención al mercado latinoamericano?

-Un español que invierte en la Argentina tiene más cosas a su favor. El idioma, la gente, el consumo... Salvando las distancias, esto es como España, son las mismas costumbres. Creo que en estos mercados hay mucho por hacer. Siempre digo que en la Argentina y en estos países suramericanos, el 90 por ciento está por hacer.

-Al empresario siempre le preocupan la seguridad de su inversión en un país extranjero. ¿Hasta qué punto hay garantías en Argentina?

-Estos países los conocemos y sabemos cómo son. Para eso está nuestra asociación: el empresario que quiera invertir aquí, que nos consulte. Los países de más riesgo es donde más plata se gana. Si queremos algo muy seguro, vayamos a Suiza. Pero en Suiza está todo hecho. A mayor riesgo, mayor ganancia. Vale la pena correr ese riesgo.

-Hace apenas dos décadas, la presencia de la empresa pública en Asturias hacía pensar que la región no era tierra de empresarios. En cambio, al mirar a la emigración asturiana a América se veía hasta qué punto el asturiano sí era emprendedor y cuáles eran sus logros.

-El asturiano es muy emprendedor. Y cuando sale de Asturias, más. Porque cuando uno está en casa duerme tranquilo; pero cuando un sale por el mundo, empieza abajo y llega arriba. Aquí hay grandes empresarios asturianos que hicieron grandes fortunas, gente que vino de allí por necesidad, como vinimos todos. Ninguno vinimos por deporte.

-Llama la atención la estrecha colaboración empresarial que existe entre los distintos miembros de la comunidad asturiana en Buenos Aires para ayudarse a emprender nuevos negocios.

-Eso fue lo que nos hizo crecer. Nosotros, individualmente, no hubiéramos podido llegar a donde llegamos. Cuando hacíamos esas sociedades, había confianza entre nosotros y tirábamos para delante. Queríamos que la empresa fuera bien y no había ningún problema entre nosotros. A veces poníamos el capital sin una seguridad, bastaba nuestra palabra. Sabíamos que entre nosotros no nos íbamos a defraudar y no íbamos a engañar a nadie.

-¿Nunca le defraudó un socio?

-No. Como ya le dije, eso fue lo que nos hizo crecer. Para montar una empresa entre uno o dos no teníamos recursos suficientes. Pero nos juntamos diez y hacíamos la empresa. Y cuando esa empresa iba bien, pues armábamos otra. Ésa fue la cadena que utilizamos para crear los negocios de hostelería que tenemos aquí, en la Argentina.

-En Asturias quizá no haya tanta cooperación empresarial.

-Como dice un refrán que yo escuché en Asturias: «Las medias son para los zapatos». Nosotros, en cambio, estamos a medias y a tres cuartos. A todo un poco. Pero siempre hubo mucha confianza entre nosotros.

-Al participar en varios negocios en común también diversifican el riesgo de su inversión.

-Eso se llama no poner todos los huevos en la misma cesta.