Oviedo

Las familia astur-mexicana de los Nozaleda está teniendo que emplearse a fondo para navegar por las revueltas aguas que rodean a la inmobiliaria Colonial, una compañía cuyos problemas financieros y bursátiles se está convirtiendo en emblema de la deriva que toma el sector del ladrillo en España. En los equilibrios financieros que están haciendo los Nozaleda, antaño segundos accionistas de referencia en Colonial, han tenido que hipotecar recientemente sus acciones en la estación de esquí de Boí Taüll para presentarlas como aval de una deuda de 130,5 millones que mantienen con la propia Colonial, según desveló recientemente la auditoría hecha por Deloitte y correspondiente al pasado año 2007.

La presentación como aval del complejo turístico del Pirineo de Lérida -formado por seis hoteles, la estación de esquí y un restaurante- forma parte de la operación de reestructuración de la deuda que ha adquirido Nozar, la compañía de la familia Nozaleda. Al igual que Luis Portillo, antiguo presidente de Colonial en el tiempo, aún reciente, de «vacas gordas» para los negocios inmobiliarios en España, los Nozaleda sólo van a quedarse con el 5 por ciento de Colonial y van a vender el 7% restante a los bancos, que ya han empezado a tomar posiciones en el consejo de la entidad una vez que ejecutaron las garantías que tenían sobre las acciones de la compañía, para cuya adquisición habían efectuado préstamos tanto a Portillo como a los astur-mexicanos Nozaleda. En la actualidad, el Banco Popular, con el 9,15 por ciento, y la Caixa, con el 5,42 por ciento, lideran el consorcio bancario que se ha hecho con las riendas de Colonial. En total, los bancos poseen el 25 por ciento de las acciones y, recientemente, el Popular se vio obligado a provisionar 39,3 millones de euros dado el deterioro de activos en relación a las acciones que posee en Colonial.

Los Nozaleda han asegurado que están en condiciones de afrontar la deuda con Colonial para mantener la propiedad de la estación de esquí, a la que defienden como un «activo importante» para este grupo familiar, castigado en los últimos tiempos por el giro que ha dado el sector inmobiliario español. Además de haber figurado como segundo acccionista de referencia en Colonial -un valor seriamente castigado en Bolsa- también participan en Afirma (antigua Astroc) y la catalana Aisa. El caso de Astroc resulta paradigmático, pues sus acciones llegaron a superar los 70 euros por acción y hoy no llegan a los tres euros por título.