Oviedo, L. G.

Juan Velarde Fuertes, conferenciante ayer en la sede ovetense del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) por invitación de la Fundación Hidrocantábrico, defendió la influencia que tuvieron los pensadores económicos en los cambios que experimentó España a principios del siglo XIX, a partir de la guerra de la Independencia. Destacó sobremanera las aportaciones de tres asturianos: Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744-1811), Álvaro Flórez-Estrada (Pola de Somiedo, 1765-1853) y José Canga Argüelles (Gijón, 1776-1843).

Del primero subrayó su «papel gigantesco» en la modernización de España, con visiones como la apuesta por «disponer de una población activa formada». Velarde conectó con esa idea la creación, en 1794, por iniciativa del ilustrado asturiano, del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía en Gijón. De Flórez-Estrada, autor de celebradas obras sobre los economistas clásicos, anotó sus aportaciones al proceso de desamortización, y a Canga Argüelles atribuyó «un orden» en la hacienda pública y reformas fiscales en las que más tarde profundizaría el también asturiano Alejandro Mon (Oviedo, 1801-1882).

Sin esas y otras aportaciones la economía española habría ido por otros caminos. «España (...) se hubiese transformado, en lo económico, en algo similar a nuestro vecino Marruecos». Habría sido así, expuso Juan Velarde, sin «la equivocación de Napoleón». La decisión del emperador francés de buscar un cambio de régimen en España en lugar de pactar con el príncipe Fernando (luego Fernando VII) terminó por desencadenar una guerra que Bonaparte perdió, pero que también abrió un tiempo en el que las ideas de los ilustrados avanzarían, vino a decir Velarde. «Fue en esa caldera hirviente, sangrienta, de la guerra de la Independencia, donde se alzó el gran cambio económico que necesitaba España», expuso.