Oviedo, Javier NEIRA

Josep María Echarri Torres es consejero delegado de la firma Inveready, centrada en inversiones de capital riesgo orientadas a pequeñas empresas de tecnología avanzada. Vamos, que localizan empresas tecnológicas que están iniciando caminos muy prometedores, buscan inversores que no se conforman con otras opciones y cierran el círculo mágico. Estos días está en Asturias, de la mano de la firma independiente Essentia, dedicada al asesoramiento y gestión de patrimonios.

-Quiero invertir...

-Es la hora de las inversiones alternativas. No dependen de la volatilidad de los mercados financieros. Son de riesgo, pero en época de turbulencias como las actuales están alejadas precisamente de los focos de más inestabilidad. Siempre han estado en las carteras, pero ahora suben hasta porcentajes notables. Esquemáticamente se pueden considerar varios tipos, los «hedge fund», los fondos de inversión libre, algunas inversiones inmobiliarias sobre todo fuera de España y el capital riesgo. Nosotros nos centramos en capital riesgo. Habitualmente estaba vinculado a grandes compras, apalancado. Activos con poco riesgo, mucha deuda bancaria, fácil y barata. Se trataba de jugar con un corto rendimiento, pero siempre un poco superior al coste de la deuda. De esa forma con poco dinero se podía ganar mucho. Pero esa modalidad ha colapsado porque la deuda ahora es más cara. Y con el ciclo estando como está, el activo rinde menos, hay que poner más capital y no salen los números.

-¿Entonces?

-Por eso es el momento de invertir en activos con más riesgo, en empresas tecnológicas que están en los primeros años de vida. Inversiones entre 100.000 y 500.000 euros, en empresas con patentes, pero aún sin un producto definido. Es un activo con bastante riesgo, pero se hace una cartera con menos riesgos, muy diversificada, pues invertimos en muchos sectores y en cuarenta compañías distintas de España. Haces cuarenta operaciones de alto retorno y alto riesgo, pero apalancadas, de manera que el riesgo se reduce. Así planteadas, son operaciones atractivas. En estos momentos en que se habla de ralentización y hasta de recesión, en estos años que no son precisamente dorados, una compañía de este perfil que no depende del ciclo también baja, pero no vende menos porque no vendía nada aún. Y en tres años, cuando haya pasado el temporal, puede mostrar toda su potencialidad y beneficios.

-Hay quien dice que con la que está cayendo y lo que viene, el dinero no vale nada y lo mejor es invertir en prados y ovejas.

-Las compañías tecnológicas se desarrollan y se desarrollarán siempre porque solucionan problemas. Así ha sido en los últimos 300 años y sobre todo en los últimos 30 años. También en España. No somos tontos, sabemos hacer tecnología. Hay que considerar a firmas que les importe poco que en los próximos tres años las cosas no vayan bien, pero que aprovechen ese plazo de tiempo para desarrollar tecnología y entonces aparecer con fuerza. Empresas que no dependen de los mercados financieros.

-Un ejemplo.

-La compañía Sctyl, formada en 2001 con investigadores que habían llegado del CSIC, de la Universidad Autónoma de Barcelona, con la primera tesis mundial que se había realizado sobre criptografía y sistemas de seguridad en internet para hacer votaciones. Apostamos 100.000 euros por esa idea, una cantidad modesta. Probamos con los Mossos D'Esquadra, con la policía autónoma catalana, en unas elecciones sindicales que realizaron. Logramos después más inversores. Pues bien, en EE UU ahora, para las elecciones presidenciales de noviembre, van a poner en marcha el voto electrónico orientado a gente que está en Irak o Afganistán. Un voto vinculante, no sólo experimental. Para eso hicieron un concurso. Se presentaron cien compañías, de ellas ochenta y cinco norteamericanas. Lo ganó la compañía española. Ahora estará por encima de 50 millones de euros. Ya factura seis millones de euros, con dos millones de beneficios. Es líder mundial quizás.

-¿Quién invierte así?

-Por ejemplo, gente que ya ganó dinero en este tipo de inversión. Buscamos personas con dos o tres millones y que ponga cien o doscientos mil euros para darle un poco de picante a la cartera. Hay privados que tienen cien mil euros para invertir, pero hacerlo de forma directa es muy arriesgado, se debe negociar con la empresa y dar mil vueltas, así que prefieren esta modalidad. Existen, asimismo, patrimonios familiares relativamente grandes, a quienes les vale exponerse a este activo de forma indirecta a través de nuestra sociedad y estar en el consejo y ver cómo se hace y entrar quizás en una segunda ronda con más fuerza. En este marco colaboramos con intermediarios financieros, aquí con Essentia, que es fundamental para filtrar inversores. Este negocio en EE UU es el más rentable entre todas las inversiones alternativas.

-¿Puede hablarse de inversiones defensivas?

-No. Son una buena alternativa en el escenario actual. La gente puede poner todo su dinero en un depósito que le da el 5%, pero con la inflación y la fiscalidad quedará en nada, que no es poco. Estos activos más que defensivos son no vinculados a ciclo, lo que los hace muy atractivos.

-¿Cuál es el factor principal que decide una inversión en determinada empresa?

-El equipo.

-¿Cómo se mide?

-La implicación de las personas en el proyecto es muy importante. También que tengan la cabeza bien amueblada, el riesgo personal, cómo lo asumen, qué posiciones potentes han dejado para crear la empresa, qué dejaron en centros de investigación o en la administración, qué dinero arriesgan y su altura moral. Para invertir cuenta incluso la relación que tiene el emprendedor con su familia, clave en un proceso tan duro como fundar una compañía. Cuenta cómo explican el proyecto, cómo se dejan hasta las pestañas y les brillan los ojos. Como a veces se dice, crear una empresa es lo más excitante que se puede hacer con la ropa puesta.