Gijón, C. JIMÉNEZ

Para un gran asturiano el mejor tributo que se le puede rendir es una despedida con el sonido del «Asturias, patria querida». «Ha muerto un gijonés de raza y un asturiano de corazón». Con estas palabras, el sacerdote Javier Gómez Cuesta, titular de la parroquia gijonesa de San Pedro, donde ayer se celebró una misa funeral por José Luis Álvarez Margaride, fallecido el martes en Madrid, resumía el sentir de la sociedad asturiana sobre uno de sus hijos más ilustres. Y el adiós al que fuera presidente de Thyssen para España, Portugal y Latinoamérica durante un cuarto de siglo llegó, como no podía ser de otra manera, acompañado del himno regional.

Margaride, que hizo gala de sus raíces gijonesas durante toda su vida, fue recordado en su ciudad natal como trabajador emprendedor, amigo cordial y padre y esposo admirable. Siempre que volvía a casa acudía a los amigos para sentir el calor de la tierra. Y, ayer, muchos de los que antaño le acompañaron en las entrañables citas del barrio fabril que le vio nacer recordaban su bonhomía y su admirable apego a sus orígenes: «No sé qué tiene El Natahoyo que engancha», reflexionaban en algunos corrillos a las puertas de la iglesia. «Nunca abdicó de sus raíces», abundó el párroco Javier Gómez Cuesta.

Para el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, Margaride «deja un legado muy importante de valores y de trabajo» y es también una referencia para todos los asturianos, con una vida ejemplar, durante la cual contribuyó al «despertar industrial de Mieres y después con otras actividades en Gijón y fuera de Asturias». El jefe del Ejecutivo regional destacó el esfuerzo, tenacidad e inteligencia que demostró en su larga trayectoria empresarial.

En el adiós gijonés, la familia estuvo arropada por representantes del sector empresarial, académico, cultural y científico. El director emérito de la Fundación Príncipe de Asturias, Graciano García, se fundió a la salida del templo en un cariñoso abrazo con la viuda de José Luis Álvarez Margaride, Carmen Marcos, quien apenas se separaba de su hija, Carmen Álvarez Marcos. Roberto Álvarez, hermano del presidente de Thyssen, también recibió numerosas muestras de condolencia, lo mismo que la hija mayor del empresario, Xana Álvarez Kalhe -ésta siempre junto a su hijo, muy apenado-. Fue la despedida a un emprendedor de «gran riqueza humana» y un «corazón lleno de nombres de El Natahoyo y de todos esos mundos donde forjó su trayectoria», según el párroco.

También acudieron al funeral el presidente de Femetal, César Figaredo, y el secretario general de la entidad, Álvaro Alonso Ordás; el catedrático de Economía Aplicada y ex rector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez; los ex presidentes del Principado Pedro de Silva y Sergio Marqués, y los empresarios José Cosmen, presidente de Alsa; José Antonio Hevia Corte, propietario del grupo Ideas en Metal; Juan José del Campo Gorostidi, consejero delegado de Ideas en Metal; Julio Antonio González, presidente del Club Asturiano de la Calidad, y Gonzalo Adaro de Jove, consejero de Adaro Tecnología.

La Universidad de Oviedo estuvo representada en el acto, entre otros, por los catedráticos Álvaro Cuervo, Paulino Tuñón y Rafael Pérez Lorenzo. Del mundo de la cultura acudieron el pintor y escultor Manolo Linares; el presidente de la Fundación Foro Jovellanos, Jesús Menéndez Peláez, y el director de Salón Internacional del Cómic, Faustino Rodríguez Arbesú. La representación del Ayuntamiento de Gijón estaba encabezada por la alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, y el concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo. Igualmente se dieron cita en San Pedro la procuradora general del Principado, María Antonia Fernández Felgueroso, y el presidente de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), Marcelo Palacios.