Oviedo, L. GANCEDO

Los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA), conocidos el pasado viernes, han trazado un mapa del paro que identifica en la mitad sur y en la costa mediterránea la España que tiene ya una tasa de desempleo superior al 20%, donde uno de cada cinco ciudadanos que quieren trabajar no encuentra dónde hacerlo. Asturias y el resto de la cornisa cantábrica, más industriales y con menos negocio constructor durante los años del «boom» inmobiliario, se mantienen a distancia de esa barrera que en la Unión Europea sólo han rebasado España y Letonia. Y en el Cantábrico, el País Vasco marca el norte del empleo, convertido en el único territorio español donde se ha reducido el paro.

Los vascos cerraron el primer trimestre del año con 113.700 parados, 9.500 menos que a finales de 2009, y una tasa de desempleo del 10,36%, la más baja de España y 5,5 puntos inferior a la asturiana (16,56%), que a su vez ha pasado a ser la más alta del cuadrante noroeste peninsular.

¿Se ha convertido el País Vasco en la primera región en dar señales de una recuperación consistente? Navarra ya había presentado credenciales a finales de 2009, cuando la oficina estadística del Gobierno de Miguel Sanz aireó que el PIB de la comunidad foral había entrado en zona positiva. La EPA no recoge por ahora que el empleo navarro haya despegado, aunque su tasa de paro es la segunda menor del Estado (12,32%). Unas semanas después, el Gobierno del lehendakari socialista Patxi López expuso que el País Vasco también comenzaba a salir de la recesión, con un aumento intertrimestral del PIB del 0,2%. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) amparó en cierta medida tales estimaciones pronosticando que la economía vasca crecerá este año, al contrario que en el conjunto del España y que en Asturias, a la que Funcas atribuye para 2010 un retroceso del 1,1%, el peor dato del país.

Los resultados del País Vasco, y también los de Navarra, han llevado a algunos expertos a mirar hacia esas economías, además de avivar las tesis que asocian los elevados niveles de actividad y de renta de vascos y navarros al plus que supone el sistema foral de financiación. Ya a principios 2009, Ángel Laborda, de Funcas, habló del País Vasco como «la Alemania española».

En la Administración asturiana también se mira en esa dirección. «La vasca es una economía muy abierta y lo está aprovechando; de ahí que se insista tanto en aumentar el comercio exterior de nuestras empresas», comenta un alto cargo del Principado. Asturias y el País Vasco, además de compartir un pasado de reconversiones -más intensas en Asturias- y un perfil industrial -más claro en el caso vasco-, coinciden ante esta crisis en el hecho de haber sufrido menos que otros territorios por el «crack» inmobiliario. Pero hay distancias grandes en la posición de ambos en el comercio internacional: el País Vasco, en la frontera con Europa, tiene 2.554 empresas exportadoras y sus ventas aportan el 22% del PIB; Asturias tiene 359 compañías exportadoras con un negocio equivalente al 11% de la riqueza regional.