Madrid / Oviedo, Agencias

El presidente del Gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, se pusieron de acuerdo ayer sobre el plan europeo para rescatar la economía griega y pactaron también acelerar el proceso de fusiones entre las cajas de ahorros y la reforma de la ley que rige la gobernanza de estas entidades. Hasta ahí llegó el entendimiento de Zapatero y Rajoy, que tras su primer encuentro en dieciocho meses, mantuvieron las distancias sobre otros asuntos capitales de la política económica.

El Presidente se reafirmó en la estrategia de su Gobierno, mientras que quien será el aspirante a la Moncloa por el PP censuró la ejecutoria económica del PSOE y se presentó como alternativa. Mientras, la Bolsa sufría por segunda jornada un severo correctivo y el comportamiento de la deuda pública certificaba que persiste el temor al contagio de la crisis griega y que el país sigue siendo vulnerable a los ataques de los especuladores.

La entrevista fue en la Moncloa y duró dos horas y cuarto. Luego ambos líderes hablaron por separado ante la prensa, a pesar de que los periodistas llegaron a pensar que la comparecencia sería conjunta porque se habían preparado dos atriles con micrófono. No se produjo y se evitó una imagen de unidad que, en cambio, sí procuraron ofrecer hace unos días el primer ministro de Portugal, José Sócrates, y el líder del Partido Social Demócrata (principal formación de la oposición portuguesa), Pedro Passos Coelho, firmantes de un pacto luso «contra los ataques de los mercados».

El acercamiento entre Zapatero y Rajoy se ciñó a los dos asuntos que estaban en la agenda de la reunión -rescate griego y situación de las cajas-, aunque hablaron, sin entenderse, sobre otros temas económicos, como la reforma laboral y el modo de encarar la reducción del déficit público. Como valoración global, el Presidente afirmó que el encuentro fue «útil y positivo». Quiso destacar que no es un asunto menor que Gobierno y oposición transmitan un mensaje de unidad sobre la reestructuración del sector financiero, sobre la respuesta europea ante la crisis de Grecia y, en general, acerca de las dificultades que está atravesando el euro en los mercados. Rajoy se explicó así: «Nuestra apuesta es el euro y la mejor manera de defenderlo es apoyar a Grecia, como han hecho todos los países de la zona». El PP no pondrá, por lo tanto, dificultades a la determinación del Gobierno de aumentar el endeudamiento público para prestar 9.792 millones de euros a la República Helénica entre 2010 y 2012, como está previsto en el plan aprobado por el Eurogrupo.

El pacto sobre las cajas tiene dos vertientes: de una parte, Zapatero y Rajoy se comprometen a remover los obstáculos políticos -la resistencia dentro de algunas comunidades- para que el proceso de fusiones pueda cerrarse antes del 30 de junio, fecha en la que expira la autorización de Bruselas para el Fondo de Reestructuración Bancaria Ordenada (FROB), instrumento de apoyo financiero a la reordenación de bancos y cajas; PSOE y PP asumen también que en tres meses deben cerrar un acuerdo sobre la ley de Cajas. En este último capítulo, están sobre la mesa dos grandes cuestiones sobre las que, por lo escuchado ayer en Moncloa, ya convergen las posiciones de Zapatero y Rajoy: la reducción de la presencia de políticos en los órganos de gobierno y la posibilidad de que las cajas emitan cuotas participativas (especie de acciones) dotadas de derechos políticos para reforzar sus recursos. Este acuerdo abre más las puertas a la entrada de capital privado en las cajas de ahorros.

No hubo más química entre el Presidente y el líder de la oposición. Mariano Rajoy utilizó luego el atril de Moncloa para postularse ya como alternativa al inquilino del palacio: «El PP está dispuesto a asumir el reto de gobernar cuando los españoles decidan», declaró. Paralelamente y durante un acto político, dirigentes del PP como la portavoz parlamentaria Soraya Sáenz de Santamaría y la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, estaban pidiendo la convocatoria de elecciones anticipadas.

«La etapa de vacilaciones y de medias tintas ya se acabó, y no podemos estar pendientes por tiempo inmemorial de hacer la reforma laboral o de situar la reducción del déficit en 2013. El tiempo se acabó; así no se puede seguir», declaró Rajoy tras su encuentro de Zapatero. Reforma laboral y gasto público son, según dieron a entender ambos líderes, donde las posiciones no son conciliables.

Según Rajoy, el Ejecutivo no debe demorar más la reforma de un mercado de trabajo que, con un 20% de tasa de paro, «es un desastre». También debería acelerarse, a juicio del líder popular, el recorte del gasto público. «El déficit es el principal problema que ha tenido Grecia», remarcó Rajoy.

Según Zapatero, el Gobierno sigue confiando en el diálogo social para reformar el mercado laboral. Y recortar más velozmente el gasto público, advirtió, comprometería una recuperación que el Presidente vislumbra en la evolución del PIB, en la caída el paro de abril o en el repunte de la recaudación fiscal. «Son datos, no rumores», manifestó.