Atenas / Oviedo

El comisario de Comercio de la Unión Europea, Karel De Gucht, reconoció que las trampas contables y estadísticas que había llevado a cabo Grecia para cumplir con los criterios de Maastricht (inflación, déficit y deuda) y así adoptar el euro «eran un secreto a voces». «Cuando entraron en el euro ya se vio que había problemas», señaló. El belga explicó que fueron los propios Gobiernos de la Unión Europea los que se opusieron a enviar inspectores a Atenas para comprobar las cuentas. «Desde entonces el problema no ha hecho más que agravarse», destacó.

Para De Gucht, el paquete de socorro que adoptó el pasado fin de semana el Eurogrupo «es muy potente, y como Grecia se ha comprometido a un ahorro descomunal, la Comisión vigilará ahora para que se cumpla. Nos hallamos ante una operación creíble». El belga reconoce que el plan de austeridad del Ejecutivo heleno no ha caído bien entre la población, aunque señala que «había que tener cuidad para que no estallara una revolución».

El Parlamento griego dio luz verde a su duro plan de austeridad, mientras en la calle se producían nuevas y fuertes protestas. El proyecto contempla un ahorro de 30.000 millones de euros mediante recortes salariales tanto en el sector privado como en el público, congela las ofertas de empleo público en los próximos tres años, incrementa la edad de jubilación e incluye una subida de impuestos.

Los socialistas, que cuentan con mayoría absoluta en el Parlamento, dio luz verde al paquete de medidas en una votación que estuvo envuelta en la polémica. Tres parlamentarios del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), el partido en el Gobierno, se abstuvieron y fueron expulsados del partido. El líder de la oposición, Antoni Samaras, del partido de centro-derecha Nueva Democracia, había avisado de que votaría en contra del programa de austeridad. El Gobierno tampoco ha podido contar con el apoyo de comunistas y radicales, que ya habían asegurado que se iban a oponer a cualquier recorte del presupuesto.

Mientras se producían las votaciones, una manifestación de miles de personas (unas 18.000 según los datos de la Policía) atravesó la plaza de Syntagma hasta llegar a las puertas del Parlamento. Allí, los manifestante mostraron su oposición al plan de austeridad de Ejecutivo, con el lema «que paguen la crisis los ricos». En la zona se produjo un fuerte despliegue policial. En otra zona de la ciudad, varios ciudadanos llevaron ramos de flores a la puerta del banco en el que el pasado miércoles fallecieron tres personas, por las llamas de un incendio que había sido provocado por varios manifestantes.

Los bancos griegos permanecieron cerrados ayer por la huelga de 48 horas convocada. A las protestas contra los recortes de salarios y pensiones, y el aumento de cargas impositivas y de la edad de jubilación, se sumaron por segundo día los empleados de ayuntamientos y las farmacias. Los médicos de los hospitales públicos también secundaron un paro de tres horas en Atenas y en la localidad portuaria de El Pireo, y atendieron sólo a las urgencias.

Según la Policía, la huelga general del miércoles se saldó con 70 heridos, decenas de detenidos y numerosos daños materiales.