Nueva York / Fráncfort / Madrid

Wall Street, la Bolsa de Nueva York, que mantuvo durante casi todo el día un retroceso del 3,5%, conmocionó anoche a la economía mundial, a una hora y media del cierre, con una estrepitosa caída del 9% de su índice de referencia Dow Jones, el mayor desplome conocido en este parqué desde el «crash» de 1987, y que sembró el pánico entre analistas, inversores y operadores.

El derrumbe, que pudo deberse al error de un operador (habría confundido millones por billones al cursar una orden de venta de acciones de Procter & Gamble), se recompuso con rapidez, pero el mercado neoyorquino, que se había visto influido durante toda la jornada por el miedo al contagio de la crisis griega -que también golpeó al resto de plazas bursátiles-, acabó cediendo un 3,2% en el Dow Jones, y un 3,4% en el índice tecnológico Nasdaq.

La crisis de Grecia, la falta de nuevas medidas por parte del Banco Central Europeo (BCE) para hacer frente a la situación de riesgo creada en la eurozona y el temor a un colapso de deuda pública en el mercado internacional originaron ayer nuevas caídas en las principales bolsas europeas. La española registró cuarta jornada de pérdidas, con un descenso del 2,93%. Milán se desplomó el 4,26%, Londres, el 1,52%; Fráncfort, el 0,84%, y París, el 2,2%.

La negociación, que arrancó en muchas plazas de forma favorable, aunque con volatilidad, se vino porque el Banco Central Europeo no anunció las medidas extraordinarias que se esperaban. La declaración de su presidente, Jean-Claude Trichet, asegurando que la situación de España y Portugal no es comparable a la de Grecia, tampoco impidió que el índice español Ibex-35 retrocediera. La constructora Sacyr registró la mayor caída de este indicador (-7,8%).

Las tensiones en el mercado se acentuaron tras el mensaje lanzado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que resaltó la necesidad de que España adopte más medidas contra el déficit.

El diferencial del bono español a diez años con el alemán marcaba, entre tanto, un nuevo máximo, 165 puntos básicos, lo que refleja la fuerte desconfianza de los mercados y el aumento de la apreciación del riesgo. En el caso del bono portugués, el diferencial con el alemán sobrepasó los 300 puntos básicos, al tiempo que varias entidades financieras e instituciones ponían en revisión la calificación de la deuda lusa como reflejo del anuncio hecho a principios de semana por la agencia de medición Moody's.

España colocó ayer 2.300 millones de deuda con vencimiento en 2015, pero tuvo que ofrecer al inversor el precio más alto desde mayo de 2008 3,580%, lo que supone un aumento de 0,738 puntos (el 19% más) que en la última emisión de bonos a cinco años.