Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

El nuevo ajuste económico anunciado por la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, abre un nuevo horizonte de incertidumbres en el Ministerio de Fomento, el departamento más afectado por el anterior recorte en el gasto público, de 50.000 millones. Con un plan extraordinario público-privado de inversiones, dotado con 17.000 millones y amenazado por la resistencia de las entidades bancarias a adelantar fondos, las consecuencias de este nuevo ajuste amenazan con sobrepasar la gran línea roja marcada por José Blanco: la inversión en Alta Velocidad.

Se trata de un capítulo en el que Asturias, pendiente de multimillonarias inversiones para el AVE, se juega mucho. El calendario del Ministerio señala para 2012 la apertura del tramo Valladolid-León y de la variante de Pajares, y para 2015 la inauguración de la línea entre Pola de Lena y Gijón. Además, hay que tener en cuenta que, tal como adelantó ayer LA NUEVA ESPAÑA, el trazado de AVE por el centro de la región no se encuentra dentro de las obras para financiar con el plan de inversión público-privado, fiando su ejecución Fomento a unos presupuestos ahora amenazados por un estricto régimen.

Una vez conocido el anuncio de ajuste presupuestario estatal, el presidente del PP regional, Ovidio Sánchez, cargó ayer con dureza contra Fomento por el trato que dispensa al AVE de Asturias, cuyos retrasos calificó de «vergüenza». A juicio del dirigente popular, «la táctica» del departamento de Blanco consiste en «ir retrasando de forma voluntaria las obras, con unas demoras impresentables, para, después, decir que no hay dinero porque el proyecto no está lo suficientemente maduro».

Por su parte, Fernando Lastra, portavoz del PSOE en la Junta General del Principado, aseguró, frente a las críticas populares, que «el AVE de Asturias es una realidad incontestable». Según indicó, «cualquier debate sobre la Alta Velocidad debe desarrollarse en torno a plazos, presupuestos y obra», un argumento que utilizó para «no entrar» en los reproches lanzados por el ex ministro de Fomento Francisco Álvarez-Cascos durante un acto del PP celebrado el pasado viernes en Burgos. Eso sí, el portavoz socialista aprovechó para subrayar que las declaraciones de Cascos «no son políticas, sino fruto de un resentimiento que se mezcla con una emotividad teñida por un peculiar estilo de zafiedad y grosería».