Grado, M. PÉREZ/ L. VALDÉS

No es casualidad que a un grupo de pensionistas moscones que hacen tertulia coincidiendo con el mercado semanal de Grado les hayan bautizado como «los jubilados revolucionarios», teniendo en cuenta que uno de ellos se llama Emiliano y a otro lo apodan «Zapata». La congelación de las pensiones que anunció ayer el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero les afecta a todos -están muy en contra, por cierto- por lo que su última conversación, ayer, fue monográfica y más revolucionaria de lo habitual.

«Pero... no las congelarán todas, sólo las altas... ¿no?». Es lo primero que pregunta José Luis Fernández, que trabajó 43 años en la hostelería y se jubiló hace dos. Le saca de dudas su colega Ramón Sánchez, de 84 años, y también jubilado del ramo de la hostelería: «Creo que las congelan todas menos las mínimas y las no contributivas...». Ricardo Sánchez «Lalín», de 77 años y retirado de la construcción mueve la cabeza a un lado y al otro: «vaya fracaso que va a ser esto», sentencia.

«Faltará poco para acabar como Grecia», dice José Antonio Fernández «Zapata», funcionario jubilado. «Está claro que esto por algún lado iba a estallar. Lo que no es normal es que la gente pida créditos para ir de vacaciones», comenta. «Lo que tienen que hacer los políticos es bajarse ellos el sueldo y quitar tanto vicepresidente y ministerio que no pinta nada», añade el funcionario retirado. Emiliano Llano, emigrante mexicano retornado, les dice que se quejan «de vicio» que «por allá» -en México- las cosas andan mucho peor. «Mira esa cantidad de españoles que están hoy (por ayer) en Hamburgo viendo al Atletic. Acá no se privan de nada», espeta a sus tertulianos.

La conversación deriva en cuánto cobras tú y cuánto cobro yo, y si, en vista de la congelación, habrá que tomar medidas. José Luis Fernández dice que él ya tiene bastante con las retenciones. «Cobro 1.040 euros, pero con la última retención que me aplicaron se me queda en 940. Hay que ir hilando fino. A ver si después de estar poniendo cafés toda la vida voy a tener que pasar sin tomar uno», comenta. «A cobrar poco te gano yo. Tu eres mileurista, pero yo para llegar a los 1.000 euros tengo que sumar mi paga y la de la mujer: yo cobro 600 y ella 400», responde Ramón Sánchez. «Tenemos un local alquilado y gracias a eso; pero yo ya empecé a apretar el cinturón», dice el hostelero jubilado, que confiesa que ha reducido sus cuatro copinas diarias de vino Ramón Bilbao a dos. A lo que no está dispuesto a renunciar es a la piscina -16 euros al mes- que entra en el apartado mensual de gastos para «las cosas de la salud», como una crema para las piernas: otros 14 euros que se van. Al tertuliano jubilado de la construcción le abuchean cuando confiesa que le ha quedado una paga de 1.200 euros. «A éste -por Ricardo Sánchez «Lalín»- pueden quitarle algo», bromea Ramón Sánchez. «Yo lo que digo es que el más pobre siempre lo paga todo y tiene que apretarse el cinturón», responde «Lalín». «Tranquilo, los peces gordos no llevan cinturón», apostilla José Luis Fernández.

A pesar de pensar que en España no se vive mal, Emiliano Llano termina por estallar: «Había que traer a Franco otra vez y a Zapatero fusilarlo». El resto de contertulios pone orden: «No hombre no, a Franco no», le calma Ramón Sánchez.