Oviedo, José Luis SALINAS

Seis asturianos con trabajo estable en países que han sido señalados por presentar importantes riesgos financieros (Portugal, Irlanda e Italia) cuentan su experiencia sobre cómo afrontan la crisis y explican que imagen se tiene en sus países de destino sobre España.

l Ángela Pañeda (Portugal). Ésta geóloga ovetense lleva varios años trabajando en el sur de Portugal para una empresa minera de Canadá. Según asegura, «éste es un país que vive constantemente en crisis. El portugués se aprieta el cinturón en cuanto escucha la palabra crisis en los medios, pero en cuento deja de ser noticia vuelve a consumir igual que antes. Es un pueblo que vive muy endeudado». Los ciudadanos portugueses han aceptado las medidas anticrisis con resignación, señala. Y matiza: «Pero se quejan constantemente de que no pueden hacer frente al aumento del IVA. Están casi siempre indignados con el mal ejemplo que dan los dirigentes y con los sueldos tan altos que éstos tienen». La ovetense asegura que pese a la situación económica de España, los portugueses siguen viendo el país como un espejo en el que compararse. «Son conscientes de que España está mal, pero la siguen viendo como algo mejor que su país», apunta.

l María José Nava (Irlanda). «Al principio el Gobierno vendía la moto de que Irlanda no estaba tan mal como España. Ahora se habla de que Irlanda, España, Portugal y Grecia están a la misma altura». Así lo señala María José Nava, natural de la localidad de Villamejín (Proaza), que lleva residiendo en Irlanda desde hace más de diez años. Para hacer frente a la recesión, este país ha llevado a cabo fuertes recortes en el sector público, un incremento de los impuestos y la supresión de muchas ayudas. Los recortes en el sector público, apunta esta profesora de inglés y español, han ido en perjuicio de los ciudadanos. Los trámites son mucho más lentos. «Ahora, en procesar una solicitud para presentarse a un examen de conducir se tarda unos seis meses, y si solicitas la paga de desempleo, no se cobra un duro durante las primeras seis o nueve semanas», señala.

l Pablo Álvarez (Irlanda). «Lo que más sorprende a mis compañeros de trabajo es que España tenga una tasa de paro del 20%. Se quedan alucinados, porque el número de parados españoles es equivalente a la población total de Irlanda», afirma el allerano Pablo Álvarez Martín, que reside en la localidad irlandesa de Cork desde octubre de 2008. Pese a residir en Irlanda, puede verse afectado por los recortes en el sueldo de los funcionarios que pretende aplicar el Gobierno español, ya que tiene una beca para investigación en un laboratorio que depende del Ministerio de Ciencia e Innovación. «La respuesta social a los recortes ha sido similar a la que se va a haber en España: hubo una huelga de funcionarios y varias movilizaciones».

l Olga Rodríguez (Italia). Esta ovetense, profesora de Español en un instituto de la localidad de Rímini (en la costa adriática), asegura que en Italia la crisis se ha cebado especialmente con la industria. Y explica que, aunque el Gobierno de Silvio Berlusconi no ha tomado aún ninguna medida drástica para atajar la recesión, ya se habla de congelar las pensiones, recortes en el sueldo del personal público y poner freno a las jubilaciones anticipadas. A pie de calle, afirma, la crisis está afectando mucho a la clase media. «Algunos chavales del instituto en el que trabajo han tenido que renunciar a participar en algunas excursiones o en los viajes de estudios por los problemas económicos de sus familias», afirma. Según Rodríguez, «desde Italia se mira a España con gran preocupación. Aquí la gente se pregunta cómo es posible que España, que en Italia se ve como un ejemplo de modernidad y desarrollo, la situación se haya precipitado; temen que aquí suceda lo mismo».

l Igor Rodríguez (Italia). Natural de El Entrego, este ingeniero de minas lleva un año y medio residiendo en Italia. Según señala, en el país «se percibe una situación de mejora, la economía se está recuperando y, como tienen un sector industrial bastante fuerte, la crisis no ha generado índices de desempleo tan altos como en España». También asegura Igor que las medidas para hacer frente a la crisis han sido bien recibidas por los italianos. «Se percibe una apuesta del Gobierno por normalizar la situación y fomentar el consumo a través de incentivos; yo mismo me he beneficiado de alguno de ellos», explica. Este ingeniero asegura que a la sociedad italiana le ha sorprendido la situación económica española. «Percibían España como un país fuerte con un gran crecimiento, y ver ahora que nuestros socios europeos nos comparan con Grecia les deja perplejos», indica.

l Cristina Quirós (Italia). Es ovetense, lleva unos veinte años viviendo en Roma y trabaja como ingeniera informática. Según señala, la crisis ha paralizado al mercado laboral italiano. «Conozco gente con un currículum importante que para poder trabajar ha tenido que renunciar a parte de su nivel económico», apunta. La situación empeora para el colectivo juvenil «Para los jóvenes es imposible encontrar un trabajo fijo. Tengo compañeros de treinta años que llevan encadenando contratos temporales más de diez años». Y apunta: «los comerciantes del centro de Roma también lo están pasando mal y están vendiendo sus tiendas a los chinos».