Desde el día en que se anunció el recorte en prestaciones y gasto público, ya se anticipó la más que posible subida impositiva para ayudar a recortar el déficit público también vía ingresos. En toda esta semana llena de preguntas e intervenciones por parte de distintos miembros del Gobierno, la ceremonia de la confusión no hizo más que aumentar entre los que negaban estas subidas en el corto plazo frente a los que afirmaban que esta iba a ser inmediata aunque selectiva.

Confirmada por el presidente del Gobierno este miércoles, esta subida va dirigida a los que "más tienen", una premisa que sólo puede ser cumplida dependiendo en que impuestos va a concretarse:

- IRPF: Ya ha subido, por un lado la eliminación de la deducción de los 400 euros, que había supuesto un enorme coste a las arcas del Estado, y por otro elevando el tipo de retención de las ganancias patrimoniales al 19% y al 21%, dependiendo de la cuantía de éstas. Una nueva subida puede concretarse elevando el tipo máximo de "los que ganan más" desde el 43% actual.

- Patrimonio: Es el que tiene todas las papeletas, ya que es la menos impopular de las medidas y la más sencilla, teniendo en cuenta que actualmente su "no existencia" se debe, no a su eliminación, si no a una bonificación al 100% en sus cuotas, con lo cual tan sólo derogando esta bonificación, empezarían a pagar todos aquellos cuyo patrimonio supere el millón o millón y medio de euros.

- IVA: Queda poco menos de mes y medio para que la subida de los tipos reducido y normal tome forma en nuestros bolsillos. Incluso el Gobierno está ya licitando obras y contratos al 18%. Este año seguramente se librará de nuevas subidas pero es la carta más poderosa para los Estados (tenemos el ejemplo de las subidas consecutivas en Grecia) para aumentar los ingresos.

- Impuestos Especiales: Otro as en la manga, también utilizado de forma recurrente y que como todo impuesto indirecto si afecta a todos los ciudadanos. Está en las quinielas una nueva subida en los impuestos de hidrocarburos y tabaco, aunque presumiblemente, lo hará de forma separada a cualquier otra medida dado que es un tipo no discriminatorio.

- Impuesto de Sucesiones y Donaciones: Lo cobran las Comunidades Autónomas y existen muchas bonificaciones, incluso al 100%. Se baraja un tipo mínimo para todas las comunidades y que ésta sea una forma de compensar a las regiones que necesite un mayor recorte en los gastos de administración y obras públicas. Es uno de los más injustos para la mayoría de los "fiscalistas" ya que genera dobles tributaciones, por un lado al comprar un piso, por ejemplo, pagamos IVA o Transmisiones Patrimoniales dependiendo si la obra sea nueva o no, y sólo por el hecho de que pase a tus herederos por defunción, no porque se realice una ganancia patrimonial por venta, generaría un nuevo pago. Por ello se puede "camuflar" o sólo subir igual que en el IRPF por valor de la base imponible del impuesto.

- SICAVS: Generan también muchas controversias, ya que tributan solamente al 1% en el Impuesto de Sociedades (posteriormente lo harán cuando las plusvalías se hagan efectivas). Los partidarios de la subida utilizan como argumento el ser sólo un producto exclusivamente de "ricos" con una tributación ventajosa. Los detractores, que una subida puede generar una huida de capital al extranjero.

- Impuesto de Sociedades:

Con la actual situación de desempleo, no debería tocarse, ya que lastraría más a las empresas, principalmente a las pequeñas y medianas.

Pero igual de importante que determinar que impuestos que sube es saber su cuantía y efecto. Podemos encontrarnos con pequeñas subidas en ingresos más electorales o efectivas u otras más importantes que sí que pueden entonces afectar a muchos más ciudadanos. Todo ello cuando aún no sabemos cómo repercutirá el nuevo IVA a nuestras cuentas, las públicas, las de los comercios y las personales.

Antonio Gallardo es director de contenidos de www.iahorro.com