Madrid / Oviedo, Agencias

El presidente Zapatero salvó ayer el momento más delicado de la legislatura por un voto de diferencia, y lo hizo gracias a la abstención de CiU. Para evitar un duro cuerpo a cuerpo con Mariano Rajoy, el jefe del Gobierno eludió subir al estrado y delegó en la vicepresidenta Elena Salgado la defensa del mayor recorte social de la democracia.

De esta manera, el Ejecutivo socialista pudo aprobar en el Congreso el decreto de ajuste fiscal con la mayoría de la oposición en contra y con los únicos votos de su grupo parlamentario. Zapatero afronta a partir de ahora la etapa más complicada desde su llegada al poder en 2004. La soledad del Presidente agrava hasta el extremo la debilidad de un Gobierno que se ve obligado a buscar más consenso para próximas medidas.

El Pleno del Congreso, que reunió a sus 350 diputados, convalidó por sólo un voto de diferencia este decreto que recoge, entre otras medidas, la rebaja salarial de los funcionarios, la congelación de las pensiones y la eliminación del «cheque bebé». Los 169 diputados del PSOE votaron a favor de esta norma, que contó con 168 votos en contra -PP (153), PNV (6), IU-ERC-ICV (5), BNG (2), Nafarroa Bai (1) y UPyD (1)- y trece abstenciones: las de CiU (10), Coalición Canaria (2) y UPN (1).

Mientras una concentración de empleados públicos protestaba ante el Congreso, Zapatero reconocía al término de la votación la falta de consenso que ha tenido el decreto, que es «un texto difícil, como todo el mundo puede comprender», y se comprometió a que el Gobierno y el PSOE continúen trabajando por el consenso.

La vicepresidenta Elena Salgado destacó que adoptar estas medidas ha sido una «responsabilidad» del Ejecutivo para afianzar la recuperación económica y mantener la estabilidad monetaria en la UE, y criticó que el PP haya adoptado una posición «muy poco responsable y europea». Durante su intervención, dijo que son medidas «urgentes» e «imprescindibles» y reconoció el «gran esfuerzo» que representará para algunos colectivos como los pensionistas y los empleados públicos.

Frente a las críticas de toda la oposición tachando el decreto de «antisocial» e «injusto», el portavoz del Grupo Socialista, José Antonio Alonso, acusó a Rajoy de no tener «sentido de la dignidad de su propio país». Hasta Coalición Canaria y UPN, que apoyaron al Gobierno con su abstención, lanzaron duros ataques a Zapatero. «Me siento como al que le dicen que se tiene que cortar una pierna», dijo el navarro Carlos Salvador.

Con este decreto que rebaja el sueldo a los funcionarios y congela las pensiones, el Gobierno prevé reducir el gasto 5.000 millones este año y 10.000 millones el próximo. Por otra parte, las Cortes aprobaron la prestación de desempleo para los autónomos y la rebaja del sueldo de los parlamentarios.

El Consejo de Ministros dará hoy el visto bueno al techo de gasto presupuestario para 2011, que se espera bastante más austero que el de 2010, después de que el elevado déficit público haya obligado al Gobierno a reducir en dos ocasiones la cuantía aprobada para este año.