Oviedo, L. GANCEDO

El Gobierno portugués parece determinado a poner a la venta al menos una parte del capital que controla en Energías de Portugal (EDP), grupo propietario en Asturias de Hidrocantábrico (HC Energía) y en el que Cajastur tiene una participación (5%) cualificada y estratégica. Es más, el ministro de Finanzas luso, Fernando Teixeira dos Santos, ha declarado estos días que el proceso de privatización podría activarse, tanto para EDP como para la también energética Galp, este mismo año. Con los mercados financieros patas arriba por las dudas sobre la recuperación económica y por los problemas de la deuda soberana -las de España y Portugal, entre ellas-, la selección del momento idóneo para llamar a la puerta de los inversores es uno de los desafíos principales de la operación.

Portugal necesita hacer caja para corregir sus déficit público -cercano al 10% en 2009- y para contener su endeudamiento, que se está aproximando al equivalente al 90% del producto interior bruto (PIB). Técnicamente, la privatización de empresas supone venta de activos financieros y, como tal, no descuenta déficit de manera directa, pero sí permite rebajar deuda en el sentido de que, al disponer de recursos, el Estado tiene que acudir en menor medida a los mercados. Por contra, suelen alertar los expertos, privatizar supone adelgazar el patrimonio público y prescindir también de los a menudo importantes ingresos que, por dividendos, obtiene la Administración. Un dato sobre el caso de EDP: Parpública, sociedad estatal titular del 20% de la compañía eléctrica, ingresará este año 91 millones de euros en dividendos.

El Gobierno portugués del socialista José Sócrates controla, de manera directa e indirecta, algo más del 25% de EDP, si bien no ha aclarado aún si planteará una privatización de todo ese paquete accionarial o sólo de una parte, opción esta última que en ámbitos políticos y económicos del país se considera más plausible. En todo caso, el proceso puede tener eco en Asturias. EDP es el accionista hegemónico de HC -posee el 97,5% del capital- desde los acuerdos que firmó con Cajastur en 2004. El rumbo de la eléctrica de raíz asturiana, una de las grandes empresas de la región, está por tanto guiado desde Lisboa. A partir de los comentados acuerdos, Cajastur también se convirtió en accionista relevante de EDP y en aliado estratégico del Estado luso dentro de la compañía. Hará seis años en julio, la eléctrica lusa y la caja asturiana sellaron un pacto que vence en 2012 y que, entre otros aspectos, garantiza el mantenimiento de la sede de HC en Asturias, que la región tenga cierta preferencia para las inversiones y que el presidente de Hidrocantábrico, ahora Manuel Menéndez, sea asturiano.

Cajastur ha sido uno de los aliados cualificados del Estado luso dentro de EDP, formando parte del «núcleo duro» accionarial que ha preservado la estabilidad de una compañía que tiene en el negocio eléctrico portugués una posición casi de monopolio. Pese a que, por indicación de la Unión Europea (UE), Portugal ha ido privatizando su participación EDP durante la última década, el país luso ha mantenido el control mediante la limitación concertada de los derechos políticos de los accionistas privados y, también, conservando una «acción de oro», mecanismo de veto que se reservó el Gobierno para intervenir en caso de maniobras sobre EDP que considere hostiles a los intereses de Portugal. Esa «acción de oro» ha sido denunciada por la Comisión Europea ante los tribunales de la UE. Presumiblemente, la sentencia se conocerá antes de final de año.

La privatización total o parcial de las posiciones públicas en EDP puede, por tanto, modificar el «status quo» en una de las compañías energéticas europeas que, al contrario de lo ocurrido en España, permanecen bajo la tutela de la Administración pública por su carácter estratégico. La venta de acciones en esa y en otras empresas portuguesas -de los sectores energético, naval o de telecomunicaciones- fue incluida por Portugal en el Plan de Estabilización y Crecimiento, la estrategia presentada a la UE para que el déficit público retorne a tasas cercanas al 3% en 2013.

El ministro Fernando Teixeira estaba de gira en Wall Street, para mejorar la imagen de Portugal en el primer mercado bursátil del planeta, cuando aireó la disposición del Gobierno de Sócrates a activar este mismo año la privatización de EDP. Ahora bien, Teixeira introdujo un matiz: será así si las condiciones del mercado lo permiten. Algunos expertos citados por la prensa portuguesa opinan que el actual «no es un buen momento para vender», que la situación de los mercados desaconseja impulsar de inmediato una oferta de acciones cuyo valor bursátil ronda los 3.100 millones de euros si se suman las posiciones directas del estado en la eléctrica EDP (20%) y en la petrolera Galp (7%). La bolsa de Lisboa ha perdido un 20% en lo que va de año, en línea con lo ocurrido con el Ibex 35 español. Pero también es cierto, remarcó alguno de esos analistas, que «la necesidad aprieta» a Portugal, país que como España está impulsando un duro ajuste del gasto.