Oviedo / Zaragoza

El golpe de mano que dio el Banco de España hace una semana con la intervención de Cajasur y el emplazamiento al resto de cajas para acelerar la reestructuración del sector ha propiciado que estén en marcha hasta once operaciones. Mediante fusiones en sentido puro (las menos) y uniones «virtuales» (a través del Sistema de Protección Institucional, SIP), el número de entidades ha pasado de 45 a 22. Cabe precisar, no obstante, que con el mecanismo SIP cada caja mantiene su personalidad jurídica, órganos de gobierno y cierto grado de autonomía en la gestión.

Hasta ahora, la operación de mayor calado ha sido la protagonizada por Cajastur, CAM, Caja Cantabria y Caja Extremadura, que con su «fusión virtual» se convierten en la tercera caja y en el quinto grupo financiero del país. Cataluña es, por otra parte, la región donde el proceso de consolidación ha sido más ágil en las últimas semanas.

Los gigantes del sector, la Caixa y Caja Madrid, no han dado hasta ahora más que pasos de pequeño alcance, negociando «fusiones virtuales» que a la postre dan amparo, bajo el paraguas de las dos primeras cajas de España, a seis de las más pequeñas. Hay otros jugadores medianos y con buenas posiciones de solvencia que o no han movido pieza o no han acertado con sus intentos. Es el caso de la valenciana Bancaja, cuarta entidad por activos, de la bilbaína BBK o de la aragonesa Ibercaja.

El presidente de esta última entidad, Amado Franco, manifestó ayer que Ibercaja posee «un proyecto propio», si bien esto «no significa que no analicemos las oportunidades que se nos pudieran presentar en el futuro y que, en todo caso, deberían respetar nuestro modelo de empresa».

Franco, que aspiró sin éxito a presidir la patronal CECA, de la que ha sido elegido vicepresidente, señaló también: «Hay una gran diferencia entre analizar estas operaciones bajo la presión de la urgencia y necesidad a considerarlas, únicamente, bajo el prisma de conseguir a medio plazo una caja todavía mejor».

El presidente de Ibercaja precisó que el tamaño que posee la entidad actualmente -es la décima de España- «y la preservación de nuestras fortalezas financieras (solvencia, liquidez y calidad del riesgo) permite que planifiquemos el futuro con optimismo».