Oviedo, J. L. S. / L. G.

La compraventa de pisos sufrió en los últimos meses tal frenazo que los números conocidos ayer por dos vías oficiales -Instituto Nacional de Estadística (INE) y Ministerio de Fomento- dan a entender que el sector inmobiliario está, después de tres años de ajustes, en lo más profundo de su crisis. Las ventas se han desplomado en Asturias y en el conjunto de España, a pesar de que el cercano final de la deducción fiscal por vivienda hacía presagiar que las operaciones iban a repuntar hasta final de año. El paro, la falta de crédito y la expectativa de una mayor rebaja de precios pueden explicar, según empresarios y expertos, este nuevo giro que ha dado el mercado de la vivienda.

Las cuentas del INE y del Gobierno central apuntan en la misma dirección. Las que se refieren a Asturias se sintetizan a continuación.

l Según el INE, la región registró el pasado octubre 554 compraventas de pisos y casas, un 35% menos que en septiembre. Supone el peor dato desde que Estadística trata y divulga esta información.

l Según el Ministerio de Fomento, durante el tercer trimestre de este año se formalizaron en Asturias 1.707 compraventas, la mitad que en los tres meses anteriores. Tampoco hay precedentes de un resultado tan bajo hasta donde llegan las estadísticas públicas (año 2004). Las cifras de algunos grandes concejos asturianos también son históricamente bajas, caso de Oviedo, donde en tres meses se cerraron 344 compraventas, unas cien menos que en Gijón.

La intensa caída de las ventas llega a las puertas de la reforma de la desgravación por adquisición de vivienda en el IRPF. A partir del 1 de enero próximo, los nuevos compradores con ingresos (base imponible) superiores a 24.000 euros ya no podrán deducir pagos como los correspondientes a la hipoteca al hacer la declaración. La desgravación se mantendrá para quienes ya la disfrutan y, en todo o en parte, para los compradores con rentas inferiores a los 24.000 euros al año.

Ese cambio en la deducción fue justificado por el Gobierno como una medida que, además de aliviar las cuentas públicas, aceleraría las compras de viviendas y con ello la salida del enorme stock acumulado por los promotores españoles. Pero el repunte de las ventas, que sí se produjo durante unos meses, se paró el pasado septiembre.

¿Por qué ha ocurrido de ese modo? «Sencillamente, la gente no tiene dinero», opina Antonio Vega, presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Asturias. El peor mal para el negocio de la vivienda, suelen enfatizar los constructores, es el paro: sin trabajo no hay nuevos hogares y sin nuevos hogares no hay demanda.

Y persiste el problema de la falta de crédito, añade Antonio Vega: «La gente no puede conseguir préstamos y así no se puede cerrar ninguna operación». Serafín Abilio Martínez, presidente de la patronal de la construcción asturiana (CAC-Asprocon), se queja así en un artículo recién publicado por la revista «Ático»: «Los bancos, que tradicionalmente tenían en este subsector (el de los promotores) a su hijo predilecto, simplemente lo han desheredado».

«La situación del mercado es confusa, llevábamos un 2010 de constante crecimiento y de repente la situación se ha dado la vuelta», responde David Allen, presidente de la Asociación Empresarial de Gestión Inmobiliaria (AEGI) en Asturias. Y considera improbable que los precios bajen más, sobre todo en el caso de los pisos nuevos.

Pero la expectativa de que los precios pueden bajar más existe y también puede estar influyendo en las decisiones de compra, a decir de José García-Montalvo, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y especialista en el mercado de la vivienda. Según una encuesta que realizó este mismo año el profesor García-Montalvo, «el 85% de los potenciales compradores de vivienda sigue pensando que el precio está sobrevalorado».