Los resultados de las pruebas de solvencia, los test de estrés, a los que se sometió la banca europea han sacado a la luz que la Caja de Ahorros del Mediterráneo, la entidad ex socia de Cajastur que el Banco de España acaba de rescatar y nacionalizar, tenía unas pérdidas sin declarar en su balance por valor de 4.587 millones de euros. En el peor de los escenarios que describían los test de estrés (aplicados por la Autoridad Bancaria Europea), las pérdidas de la entidad alicantina podrían llegar hasta los 6.247 millones de euros.

Buena parte de estas pérdidas se corresponden con préstamos que la caja tiene concedidos a promotores inmobiliarios. La alicantina fue una de las cajas españolas que mayor crecimiento experimentó durante la época de bonanza económica, al calor del ladrillo. El Gobierno valenciano del ya ex presidente popular Francisco Camps embarcó, además, a la entidad en proyectos que luego zozobraron, como la faraónica obra del parque temático de Terra Mítica en la localidad de Benidorm. El complejo fue presentado en su día como el mascarón de proa del turismo valenciano, pero una década después los resultados muestran que ha sido un fracaso. La CAM tuvo que inyectar liquidez a esta compañía de forma permanente, pese a que año tras año su balance cerraba en números rojos.

Las pruebas de estrés, en las que la CAM sacó la peor nota de todo el sistema financiero español, reflejaron también que la alicantina acumulaba unos créditos de dudoso cobro por valor de 4.886 millones de euros. La entidad tiene además la tasa de morosidad más alta de todo el sistema financiero español, que alcanza ya el 8,83%. Lo que supone el 9% de los créditos que habían sido concedidos a sus clientes. Además del negocio inmobiliario, la caja desarrolló una fuerte expansión de su red comercial por todo el país, llegó a acumular 999 oficinas.

La poca claridad de la verdadera situación financiera de CAM fue la razón que dio al traste con el acuerdo de fusión que alcanzó con Cajastur, Caja de Extremadura y Caja Cantabria. La entidad levantina no habría declarado su verdadera situación económica a sus socios durante al menos siete meses.

La publicidad de las cifras sin declarar en el balance volvió a agitar ayer la polémica en torno al proceso de fusión. En el centro de la polémica, el Banco de España, por haber permitido, supuestamente, que CAM ocultara información. El Banco de España conocía la situación antes de la fusión a través de las inspecciones que había llevado a cabo en la entidad. No obstante, el regulador mantiene un compromiso de confidencialidad con todas las entidades que examina, lo que justificaría que no hubiese alertado a Cajastur y a sus socios.