Oviedo,

Enrique Macián Cardete, ingeniero industrial nacido en Valencia, es presidente de Du Pont para España y Portugal y, como tal, está a los mandos del complejo químico (cuatro fábricas) que la multinacional tiene en el valle de Tamón, entre Corvera y Carreño, desde hace 21 años. Du Pont culminó en 2010, en plena crisis, inversiones en Asturias por valor de 120 millones para reforzar su producción. En esta entrevista, Macián repasa la situación de las instalaciones y responde también -«a título personal», insiste en matizar- a cuestiones generales sobre el panorama económico.

-¿Cómo se ha desenvuelto Du Pont en esta crisis?

-El grupo tiene cuatro líneas estratégicas que nos marcan el camino: el trabajo en el campo de la alimentación y la nutrición, los productos orientados a la protección personal y del medio ambiente, el reemplazo de energías fósiles (biofuel...) y un cuarto pilar que supone hacer todo eso en los países emergentes, ante el crecimiento tan importante que van a tener en las próximas décadas. Estamos en todas las regiones del mundo; así que, cuando se produce una crisis como la de 2009, nos resentimos en unos mercados, pero no tanto en otros. Por eso hemos seguido invirtiendo y creando empleo en productos que hacemos en Asturias, como el nomex (fibra resistente a las altas temperaturas) y el ICL (principal ingrediente del nomex). Si nuestro mercado hubiera estado sólo en la península Ibérica, lo hubiéramos pasado muy mal.

-Las economías occidentales se debilitan y menudean los pronóstico sobre una segunda recesión. ¿En qué posición encaran ese panorama la plantas asturianas?

-No tenemos todavía las cifras de septiembre, pero hasta agosto fueron muy buenas. En el mercado europeo crecimos un 13%, lo que no está nada mal. Ante los próximos meses estamos a la expectativa de lo que ocurra en los mercados occidentales. El resto del mundo pinta mejor. No obstante, la cartera de pedidos en Asturias hasta final de año es importante. En resumen, en los próximos meses nuestras plantas van a estar a un nivel muy alto. No sabemos qué pasará después. Estamos fuertes, pero no queremos pasarnos de optimistas. Hay que ser cautos. La ventaja que tenemos es que estamos en más de 90 países.

-La exposición a las dificultades del mercado nacional es, por tanto, muy pequeña...

-Exportamos prácticamente todo. A Asia, Latinoamérica, Europa occidental y oriental... Y estamos en sectores punteros. La situación tiene buena pinta de aquí a final de año; más allá, a ver qué pasa.

-Du Pont ha presentado a menudo su complejo asturiano como un modelo de competitividad. ¿La consideración sigue siendo tan alta dentro del grupo?

-Sigue siéndolo, por eso tuvimos las inversiones que tuvimos. Tenemos la competitividad de nuestra gente, una tecnología punta y la capacidad de hacerlo con seguridad. Además de ser competitivos, en seguridad somos un ejemplo a escala mundial dentro de Du Pont. En las revisiones que hace la corporación Asturias siempre está en el medallero.

-¿Hay más inversiones en el horizonte a las que pueda optar Asturias?

-Las inversiones más importantes que en estos últimos años se han hecho en Europa fueron las de Asturias (120 millones para ampliar la planta de nomex e instalar una nueva de ICL). Seguimos trabajando, con posición en campos estratégicos para los que la corporación está pensando cosas nuevas. Estamos ahí pendientes y pensando que podemos atraer más inversiones, pero no es el momento de adelantar nada. Probabilidades las tenemos.

-Asturias compitió con éxito frente a la alternativa de China en el último reparto de inversiones. ¿El gigante asiático es el gran rival?

-Nuestro principal competidor es la situación, que la crisis aconseje tomarse las cosas con más calma, frenar un poco los proyectos.

-Tenían un acuerdo con el grupo energético irlandés ESBI, que iba a instalar en terrenos del complejo de Tamón una central de gas (ciclo combinado) con 500 millones de inversión, pero ese proyecto fracasó por avatares ligados a la crisis. ¿Hay alguna alternativa sobre la mesa?

-Ese proyecto nos generó ilusión. Traía capital extranjero, empleo e inversión. Todo el mundo ganaba: la comunidad y la empresa. ESBI, empresa pública, llegó a tener todos los permisos a punto, pero con la crisis, muy fuerte en Irlanda, el Gobierno dio instrucciones de paralizar todas las inversiones públicas. Están por la labor de ver si encuentran a alguien que pueda retomar el proyecto. La situación no es fácil.

-La llegada de Du Pont a Asturias hace veintiún años abrió la expectativa de que se desarrollaran otras inversiones paralelas, incluida una industria transformadora de los productos de la multinacional. Los resultados han sido limitados.

-Hubo empresas que vinieron con Du Pont y que hoy vuelan solas, como Flúor (ingeniería) o CSC (servicios a las empresas). La idea inicial era atraer empresas de fuera o ayudar a que aparecieran otras que aprovecharan nuestra tecnología. El ICL es un componente básico para fabricar nomex, con lo cual poco se puede hacer aguas abajo. El nomex sí se podría aprovechar y hay fábricas que lo hacen en España (Cataluña y Andalucía), pero no en Asturias. No detectamos ningún grupo inversor que tuviera interés en este tema. Sí hay una empresa que trabaja con sontara (tejido muy resistente), que es Novatex. Ahí sigue.

-¿Por qué no hubo más?

-Hay muchos transformadores de nomex en Europa. No sé por qué aquí no los ha llegado a haber. Una respuesta tal vez podría ser que en Asturias la tradición es muy importante desde el punto de vista fabril, pero más bien en temas relacionados con el sector metalmecánico y minero. Los grandes inversores asturianos suelen estar en campos ligados a esas actividades. Quizá no se hayan atrevido en cosas que no conocen. Aquello de «zapatero a tus zapatos»; pero es sólo una suposición.

-El sector químico es señalado con frecuencia entre aquellos de la industria asturiana con potencial de crecimiento, pero está siempre presente el temor al daño ambiental.

-Está arraigada la creencia de que la industria química contamina. A mí me gustaría saber si las demás industrias contaminan menos que la nuestra. Tenemos controles continuos y nunca hemos tenido un problema. Disponemos de tecnología punta y la protección de las personas y del medio ambiente es una prioridad. La química a veces no se ha vendido bien, aunque la gente no piense que duerme sobre química, que come química, que nosotros mismos somos química...