Salas,

Antoni Espasa Terrades (Valencia, 1945), catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, doctor en Economía por la London School of Economics y premio «Rey Jaime I» de Economía (1991), es director del Instituto Flores de Lemus, centro de investigación de la Universidad Carlos III de Madrid que realiza análisis y previsiones macroeconómicas. Espasa defiende un «pacto de Estado» político y social urgente para acometer reformas que permitan al país salir de la crisis.

-¿Cómo influye la grave situación política de Grecia e Italia en las previsiones de crecimiento?

-Hay que resolver de forma ordenada, porque si no el coste sería inmenso para todos. El euro requiere más homogeneización de estructuras fiscales y probablemente lo que está ocurriendo derive en presiones para que se realicen cambios en la construcción europea.

-¿Puede haber una Europa de dos velocidades?

-Lo que va a ocurrir es que el país que quiera estar dentro del euro tendrá que ser muy disciplinado, porque las condiciones que se impongan para comprar deuda para salvar países serán muy radicales.

-¿Que le parece el estreno de Mario Draghi al frente del BCE bajando los tipos?

-Las subidas de tipos no se justificaban por las expectativas de inflación para 2012, que se situaban por debajo del 2%. Lo que llevó a esas subidas fue una preocupación muy rígida en el corto plazo. Draghi ha sido muy valiente y va en la dirección que necesita Europa.

-Pero hay quienes creen que la reducción de tipos ha sido escasa.

-Seguirán bajando, por lo menos al 1%, sin duda.

-¿Antes de que acabe el año?

-El «timing» no importa entre un mes y otro. Probablemente la nueva rebaja venga determinada por condicionantes políticos.

-Las previsiones económicas empeoran y en España la tasa de paro supera el 21%. ¿La economía española no era tan fuerte?

-El impacto en los distintos países se agravó en función de la deuda con el extranjero y con el peso de la construcción en el sistema productivo. Pero hubo dos hechos precedentes fundamentales: la globalización y las nuevas tecnologías, que aparecieron mucho antes y exigían que las economías nacionales se adaptaran a la nueva situación de extraordinaria competitividad que ambos elementos conllevan. España no lo hizo, porque crecía con la construcción y los empresarios estaban poco orientados hacia la inversión en nuevas tecnologías y la competitividad. Esas condiciones hicieron que en este país no se afrontaran las reformas necesarias.

-¿En eso difiere el impacto de la crisis en España y Alemania?

-En Alemania ese proceso de reformas ya se había hecho, y de forma muy dura, en la primera parte de la década de 2000. En España ahora la situación es más grave porque el recrudecimiento de la crisis se suma a la deuda soberana y a la difícil situación del sistema financiero. Esto hace que estemos mucho más afectados.

-¿Cómo se consigue que los inversores confíen en España?

-Demostrándoles que vamos a ser capaces de equilibrar las cuentas públicas y la balanza por cuenta corriente, que es el desequilibrio más importante. Porque no olvidemos que la deuda pública española era y es inferior a la media europea; el problema está en la deuda privada -empresas y familias- con el sector financiero extranjero. Y también nos exigen que demostremos que vamos a crecer de forma sostenida.

-¿Y eso sólo se puede conseguir con recortes y ajustes?

-Hay que cumplir con el acuerdo de mayo con Europa para reducir el déficit. Esto va a requerir reducir servicios importantes y para eso se necesita un pacto de Estado político-social. Si no, será imposible.

-¿Está hablando de tocar la sanidad, la educación...?

-Sin duda. Reducir el déficit en un contexto de bajo crecimiento y sin que afecte a los servicios públicos básicos será imposible sin una reforma administrativa. Y eso necesita un pacto de Estado, porque las administraciones han ido creciendo y ahora, para no recortar en lo que más afecta al bienestar social, habrá que reformar la Administración.

-¿Despedir funcionarios?

-Tendremos que plantearnos el contrato del funcionario en este país, al que sólo se puede despedir mediante un expediente. El sistema actual tiene sentido para la judicatura, la Policía y el Ejército. Pero ¿por qué un administrativo tiene que tener un contrato de por vida y el que está en la empresa privada no?

-Suscitará muchas críticas.

-La posibilidad real de quiebra. yo creo que es pequeña, pero no es cero. Si los ciudadanos fueran conscientes, exigirían ese pacto de Estado y la patronal y los sindicatos tendrían que llegar a un acuerdo. Supondría enormes ventajas hacer las reformas necesarias desde el acuerdo, y no desde la imposición.

-¿Patronal y sindicatos han hecho suficientes esfuerzos?

-Unas instituciones que están recogidas en la Constitución, y apoyadas con los impuestos de todos y con un papel estándar, no han estado a la altura. Me refiero a su incapacidad para cambiar el sistema de convenios colectivos.

-¿Se sale de la crisis congelando o bajando salarios?

-Tenemos que ser más competitivos, y para eso hay que tener un coste laboral por unidad de producto más bajo que los competidores. Este coste laboral es el cociente entre el salario medio y la productividad por trabajador. Una forma burda de ser más competitivos es bajando el salario medio. Pero en los países desarrollados se actúa sobre la productividad, no sobre los sueldos. Y como somos un país desarrollado, pues esa debe ser la fórmula para salir de la crisis. Es urgente.

-¿Urgente?

-Sí. Si no, habrá que bajar los salarios y entonces saldremos de la crisis, pero tardaremos más y tendremos una renta mucho más baja. Seremos más pobres. El aumento de la productividad se consigue con empresas que se reajustan y reconvierten para convertir lo que tienen en productos con más diseño, más tecnología, más valor añadido y por tanto más competitivos.

-Pero para eso se requiere dinero, y no lo hay.

-Es cierto. La reconversión de Asturias se financió con dinero público. Ahora puede estudiarse una medida denominada «credit easing». El ministro de Economía británico planteó que el Tesoro respalde bonos de empresa a cambio de deuda pública, y se instrumentalizaría a través del Banco de Inglaterra o de una agencia estatal. Los empresarios han dicho que sí, pero está por ver cómo se va a implementar.

-¿Hay que reconvertirlo todo?

-Creer que se puede salir de esta sin facilitar la reconversión del sistema productivo no es realista. También es fundamental la reforma del sistema educativo, mejorar y fomentar la investigación, incrementar la inversión en investigación y en la implantación del I+D+i. ¡Y no tenemos mucho tiempo para hacerlo!