-¿Insinúa que el equipo de gobierno no está a la altura de la situación?

-No conozco mucho el equipo. Entiendo que quien tiene que estar a la altura es Cascos. Si no lo está, no hay equipo.

-¿Lo está o no?

-Le conocí funcionando en otros cargos y me gustó en algunos momentos. Tras el período electoral y el tiempo de montaje de la nueva Administración, ahora es cuando necesito ver su calidad. Pero no sé lo que piensa. Cascos tiene experiencia en cargos importantes, tiene genio y es trabajador. En política hay que tomar determinaciones, a menudo que asustan y que restan votos.

-El crédito se ha secado para la construcción tras los años de euforia. La banca les ha cerrado el grifo y ustedes están llamando sobre todo a las puertas de las entidades de raíz asturiana. ¿Con qué resultados?

-Hubo una gran familiaridad entre nuestro sector y la banca asturiana. Creo que estábamos en buen parlamento y en buena acción. Siempre hemos contado con Caja Rural, con el Herrero y con Cajastur, y los resultados no fueron malos. Pero ha habido cambios muy radicales y el sector financiero se está olvidando de la construcción, a pesar de que en Asturias no hicimos con la vivienda lo que hicieron otras comunidades. Somos quienes más cautelosamente hemos llevado la promoción inmobiliaria.

-Cajastur se ha convertido en Liberbank, un banco de alcance nacional...

-Satisface ver a la banca regional que evoluciona, pero no si te corta a ti la respiración. Confío en que las entidades financieras asturianas, y alguna más, se den cuenta de esto.

-Comienza el tiempo de Rajoy. ¿Qué vislumbra para Asturias en ese nuevo ciclo político?

-Necesitamos compromisos sólidos. En Asturias nos han dado muy mal resultado los compromisos ligeros. Oí al señor Zapatero hablar de un montón de cosas, de una alternativa al Huerna para sortear el peaje, de las fechas del AVE, de la solución del tren para el Cantábrico... Siempre le oí hablar muy bien, en positivo. Pero tenemos las obras de autovía más lentas de toda España. El problema es que Asturias tiene una falta de peso específico acojonante.