Oviedo, José Luis SALINAS

A primera vista, una empresa de software y una naviera no tienen demasiadas cosas en común. Aún así, Alvaro Platero, presidente de Astilleros Gondán, y Borja Fernández-Acero, un joven emprendedor socio de la compañía tecnológica Quantobit, han compartido durante los últimos meses varias maratonianas reuniones con el objetivo de aprender el uno del otro cómo hacer crecer a sus respectivas empresas. Las dos compañías son ejemplo del programa de tutela empresarial organizado por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Asturias (AJE), en el que han participado durante los últimos meses 28 empresas de la región, 14 compañías ya asentadas, y 14 jóvenes emprendedores que se han lanzado a la aventura de hacer negocios en plena crisis económica.

El objetivo del programa es que los empresarios más experimentados trasladen a los jóvenes su conocimiento para ayudarlos a avanzar en su aventura empresarial. De las reuniones, reconocen mentores y tutelados, han salido cientos de consejos, la puesta en común de contactos con los que hacer negocio e incluso acuerdos comerciales entre las dos partes. El problema entre los nuevos empresarios parece claro: «No sabemos vender nuestro producto», según señala uno de los participantes en el programa.

«A priori parece que entre una naviera y una compañía informática no hay demasiadas cosas en común, pero mantenemos la misma filosofía de trabajo: ambos preferimos tener pocos proyectos y hacerlo muy bien, antes que tener demasiado trabajo y no ofrecer la máxima calidad», sostiene Borja Fernández-Acero. Este emprendedor, que tras una empresa laboral en Madrid decidió retornar a la región y montar la compañía junto a otro socio, Fernando Menéndez, explica que «nuestro objetivo siempre ha sido tratar de crecer de forma suave, yendo despacio y con los pies en el suelo». Pero admite que en la hoja de ruta de su estrategia empresarial había un problema: «No conseguíamos darnos visibilidad; muchas veces nos preguntábamos por qué no nos llamaba nadie». Fue sobre ese aspecto sobre el que giraron la mayor parte de las conversaciones entre el joven emprendedor y su mentor. «Álvaro Platero -presidente de Talleres Gondán- me presentó su estrategia comercial y cómo organiza el astillero; además ir con Álvaro a una comida, como ya hemos hecho, es hacerlo con una buena tarjeta de presentación», explica. El consejo fue claro: «Me enseñó que el primer comercial tiene que ser el jefe, no podemos esperar a que nadie nos venga a sacar las castañas del fuego». Se trata, reconoce el empresario, de recomendaciones que a corto plazo no dan resultado, pero que poco a poco se van viendo los resultados.

«Los años te dan la experiencia», resume Álvaro Platero. «Le enseñé cómo llevo yo mi negocio y le presenté a gente que creo que le puede servir para crecer en su negocio». El presidente de Gondán admite que se sintió impresionado por la actividad de Quantobit, dedicada a la elaboración de programas informáticos: «No sabía que en Asturias se hicieran cosas tan complicadas para clientes tan importantes como los que ellos tienen».

Novatex, una compañía dedicada a la fabricación de productos textiles para el trabajo, compartió experiencia con el Centro Sanitario Sariego, un complejo donde, según su dueña, Isabel Sariego, «acuden pacientes que en los hospitales les han dado pocas esperanzas de curación». Ambas empresas valoran la experiencia como «muy positiva», aunque la emprendedora llegó al proyecto «sólo por curiosidad». Belén Fernández, directora general de la compañía textil, «me ayudó a crecer como empresaria, me aportó mucha de su experiencia, y para mí supuso un cambio en algunos de mis planteamientos», explica la joven emprendedora.

La clínica de Sariego abrió sus puertas en Oviedo hace sólo unos meses y desde entonces, presume su propietaria, ya ha conseguido algunos destacados resultados con pacientes a los que en otros centros les habían dado pocas posibilidades de mejora. La clínica utiliza métodos cognitivos combinados con rehabilitación física, mientras que, según explica, en las convencionales sólo se usa la segunda de las técnicas.

De la relación de ambas empresarias, explican, han surgido incluso colaboraciones empresariales para un futuro. De hecho, recientemente ya participaron juntas en un ciclo de charlas dirigidas a mujeres emprendedoras. «A partir de la segunda reunión la química entre ambas fue evidente», asegura Sariego. «Belén es una persona con unas grandes capacidades y con mucha fuerza». Al igual que en el caso anterior, la mentora, Belén Fernández, ayudó a su tutela a poner en común sus agendas. «Lo que le dije es que tenía que pensar por ella misma y visualizar qué es lo que faltaba en su negocio para conseguir crecer», destaca la directora de Novatex.

Mar Vidal, que hace un año fundó una ingeniería topográfica junto a Miguel Álvarez, tenía claro el problema de su empresa: «no sabíamos vendernos». Vidal encontró ayuda en Luis Valdés, director general de Formastur. El programa de tutelaje derivó en maratonianas reuniones entre ambos y los directores de la compañía de formación para buscar una solución. Gracias a esta dedicación y a las técnicas de aprendizaje, Vidal asegura que ya ha conseguido dos nuevos contratos con los que en su empresa tienen carga de trabajo para los próximos meses.

Su tutor, Luis Valdés, es todo elogios hacia la compañía de Vidal. «Es una empresa muy bien montada, y ella tiene una gran vitalidad; han sido encuentros muy enriquecedores», señala. En el proceso de tutelaje, «vimos que tenía un problema: debían de creerse que son empresarios. En este tipo de compañías de autoempleados y de buenos profesionales que vienen del sector privado tienen que actuar y vivir como empresarios, con todo lo que eso conlleva». También reconoce que las reuniones le sirvieron a él mismo, porque «tenían un importante efecto energicitante». «Nosotros llevamos ya 20 años de andadura y estos encuentros te hacen recordar cuando empezabas», señala Luis Valdés.

Pilar García, vocal en la Junta Directiva de AJE, fue la promotora del proyecto de tutela empresarial. Una fórmula muy extendida, sobre todo, en países como Estados Unidos, pero que en España apenas se conoce, salvo algunas experiencias piloto. Según García, la iniciativa demuestra que «con proyectos "low cost" también se pueden conseguir resultados con un enorme valor añadido para la región». La directiva de la asociación también destaca la fuerte implicación de los mentores, fundamental para lograr el éxito. Daniel Ruiz, gerente de AJE, asegura que «se trata de un proyecto único, que brinda una oportunidad increíble a empresarios jóvenes para consolidar sus negocios».

Más que consolidar, Antonio de Roque, socio fundador de la empresa de ingeniería industrial Neometra, buscaba expandir su negocio fuera de las fronteras nacionales. Para ello, encontró en su tutor, Néstor Martínez, director de la delegación de la multinacional PMG en Asturias (una compañía que exporta el 95% de lo que produce), un apoyo fundamental para dar los primeros pasos.

«Nos ofreció la visión de un alto directivo, ingeniero como nosotros y con una gran experiencia sobre tres cuestiones fundamentales para nosotros: el ejercer un mayor control sobre todas las operaciones para aumentar el rendimiento, la aplicación de los controles de calidad, fundamental para nuestra actividad de cara a los clientes, y los métodos de internacionalización», sostiene De Roque. La ingeniería, que nació en 2009, en plena crisis económica, busca una salida a sus productos en países tan diversos como México, Colombia, Sudáfrica y Jordania.

Martínez asegura que «somos empresas muy diferentes, pero el objetivo de la internalización era un punto en común». El alto ejecutivo asegura que el encuentro con los emprendedores «me ha servido para volver a replantearme muchas preguntas, como qué haría si empezara ahora».