Las duras dotaciones exigidas a las entidades financieras españolas se están traduciendo en números rojos en los resultados correspondientes a 2012. Ayer fue el grupo BMN, formado por Caja Murcia, Caja Granada, Penedés y Sa Nostra, el que presentó unas pérdidas de 2.411 millones de euros en 2012, tras destinar 3.681 millones de euros a dotaciones, con lo que completa su saneamiento inmobiliario exigido por el Gobierno.

Unicaja Banco también acaba de presentar sus cuentas, y despidió el año 2012 con unas pérdidas de 577 millones de euros, tras emplear 1.204 millones para cumplir con los saneamientos a los que obliga la reforma financiera. Es la primera vez que la entidad tiene números rojos desde su fundación y a la espera de obtener el visto bueno para su fusión con Caja España-Duero (Banco Ceiss).

Las exigencias de Bruselas y los nuevos requisitos de capital que impone Basilea III, que penaliza las inversiones industriales, ha obligado a La Caixa a iniciar lo que previsiblemente será una cadena de ventas. El pasado viernes se deshizo de un 3% de Abertis, que vendió al grupo OHL por 342 millones de euros.

La nueva legislación que ultima el Gobierno contempla la creación de las fundaciones bancarias, con el objetivo de que las cajas de ahorros que hayan constituido bancos puedan mantener el control sobre ellos. Pero para mantener más del 50% del capital tendrán que crear, a su vez, un fondo de reserva que se utilizará si hay déficit de capital. El problema es que aún se desconoce la dotación que deberá tener dicho fondo, aunque en el sector prevén que será muy elevada. De ahí que muchas entidades, como La Caixa, se vean forzadas a desinvertir para conseguir liquidez con la que afrontar estas nuevas exigencias.