"Esto es la crónica de una muerte anunciada. Ahora la responsabilidad es de otros, de los que le han mantenido en el cargo. Vamos a ver qué hacen ahora". Éste era ayer el sentir general en el sector crítico de la patronal asturiana FADE -integrado por grandes empresas de la región- que exigió la dimisión de Severino García Vigón cuando se hizo público que estaba siendo investigado por presunto fraude fiscal. Aún así, varias de estas voces críticas coincidieron en que Vigón continuará al frente de FADE.

Una de las fuentes consultadas señaló que "lamentablemente, el tiempo nos ha dado la razón. Desde un primer momento dijimos que Vigón tenía que dimitir por ética empresarial y personal, y por coherencia. Pero no se nos hizo caso y ahora la institución tiene que atravesar una situación bochornosa".

Pese a eso, hay el sentir general de que "lejos de irse, Vigón y los que le colocaron buscarán excusas para mantenerlo", resumió una de ellas. La justificación que, según los críticos, alegará Vigón para mantenerse en el cargo será que el auto judicial no implica que esté procesado. Para ello es necesario que la Fiscalía y la Abogacía del Estado formulen su acusación y posteriormente la juez dicte el auto de apertura de juicio oral.

El malestar era patente ayer también entre empresarios que habían apostado por la salida de Vigón de FADE pero sus patronales optaron por mantenerlo. Como en Femetal, que ayer declinó hacer comentarios. Su presidente, César Figaredo, ha sido nombrado por Vigón vicepresidente de FADE y presidente de la comisión que modificará los estatutos de la patronal. Pero empresarios del sector están en desacuerdo con que se mantenga la situación. "Es evidente que, llamen como lo llamen y con los tecnicismos que quieran aplicar, Vigón se tiene que ir. Se pidió tiempo a ver si había un arreglo, y ya se ve dónde acabará: en el juzgado. Esto es éticamente insostenible", afirmó un industrial.