El sector de la construcción, duramente castigado por la crisis, parece que levanta cabeza. El pasado mes de julio acabó con 12.498 parados, una cifra similar a la del mismo mes de 2011, cuando tenía 12.656 desempleados. Fue en aquel año cuando se empezó a agravar la intensidad de su particular calvario. El número de parados llegó a aproximarse a los 16.600 desempleados durante algunos meses de 2013. Ahora parece que se quiere ver una luz al final del túnel. Según el Ministerio de Fomento, Asturias es una de las siete autonomías en las que se ha registrado un incremento en los proyectos de nuevas viviendas. O eso es lo que indica el volumen de visados de enero y mayo, con ocho obras nuevas más que el año pasado (35,8%).

El que fuera motor económico de la región durante la expansión económica, entre los años 1994 y 2008, ha perdido en esta larga y dura crisis a la mitad de sus empresas, quedando reducido a 1.565 sociedades en activo -según la patronal CAC-Asprocon-. Y sus casi 31.000 empleos vinculados al convenio colectivo de la construcción se quedaron en poco más de 8.600.

Hace un año que la patronal sectorial empezó a reclamar inversiones para evitar la debacle, y a principios de año se advirtió de que o se tomaban medidas con carácter inmediato o se perderían otros 3.000 empleos. Los descensos que reflejaban las estadísticas de paro registrado respondían, según fuentes del sector, a trabajadores que salían de la región o a prejubilaciones y jubilaciones, pero no a la incorporación de personal para realizar obras en el Principado, donde las grúas llevan años paradas, igual que en el resto del país.

Según los datos de paro registrado en el Servicio Público de Empleo, julio acabó con 2.252 parados menos en la construcción de los que había en enero de este mismo año, cuando la cifra ascendía a 14.750 demandantes de empleo.

La patronal CAC-Asprocon siempre defendió que cuando comenzará la recuperación económica el sector se vería favorecido, porque en Asturias no se habían producido ni el "boom" ni la burbuja inmobiliaria que hundió a otras regiones, y porque el stock de vivienda, que cifraban en el entorno del millar, tampoco es tan elevado como en otras autonomías. Así que, al menos en teoría, en cuanto se reactivara el consumo y se abriera el grifo del crédito, la construcción podría levantar la cabeza. Aún así, en el sector se llama a la prudencia.