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Partir las vacaciones aumenta la productividad, dicen los expertos laborales asturianos

Los expertos asturianos en recursos humanos defienden que dividir los periodos de descanso y adaptarlos a la necesidad del empleado eleva la productividad

Partir las vacaciones aumenta la productividad, dicen los expertos laborales asturianos

Hace unos cuantos años abundaban las empresas que cada 1 de agosto colgaban el cartel de "cerrado por vacaciones" hasta primeros de septiembre. El reparto vacacional, que ahora supone un quebradero de cabeza para los directores de recursos humanos, quedaba resuelto en un pispás. Todos se iban a la vez y regresaban el mismo día. Ahora abundan cada vez más, asegura la patronal asturiana FADE, las empresas que optan por dar una mayor flexibilidad a estos días de asueto. "Customizándolos", indica el asturiano Enrique Riesgo, socio director de la consultora Fida, especializada en recursos humanos. Es decir, los adaptan a las necesidades y gustos de los trabajadores. Los directivos se parten la cabeza en innovar incluso en este departamento con el objetivo de que sus empleados estén más felices, lo que, al final, conlleva que produzcan más y mejor. El gigante mundial General Electric rompió hace unos días el anquilosado sistema de reparto vacacional proponiendo que sus empleados pudieran coger el periodo libre que quisieran de forma ilimitada, siempre y cuando cumplieran con unos requisitos. A cambio, esperan que la medida provoque un aumento de sus niveles de productividad.

Fórmulas así serían muy difíciles de adoptar en las empresas asturianas, reconocen los directivos especializados en recursos humanos de la región. Pero apuntan que sí hay que adoptar medidas innovadoras para que los empleados estén lo más contentos posible con sus fechas de vacaciones. Eso sí, a la hora de elegir entre coger todo el mes o vacaciones partidas la elección la tienen clara. La segunda opción es casi siempre la mejor.

"En un mes entero puede pasar de todo, hasta la empresa puede cambiar de fisonomía por completo". El que habla es Jorge Arango, socio director de la empresa de recursos humanos Recruitment Solutions y presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Asturias (AJE). "Así que lo mejor es coger los días por tandas, y nunca de más de quince días". Y argumenta: "Una compañera se pilló no hace mucho una semana de vacaciones y cuando volvió uno de sus proyectos se había caído, tenía otros dos diferentes con los que ponerse y habíamos ganado un cliente. El cambio que puede haber en una compañía de una semana para otra puede ser importante".

Una desconexión total, coinciden los expertos asturianos en recursos humanos, es, generalmente, contraproducente para la productividad de muchas empresas. Y es lo que suele acarrear cogerse 30 días de vacaciones del tirón. "Te vas un mes y, al final, tardas bastante en volver a conectarte el trabajo", asegura Arango. La propuesta de General Electric va un poco más allá de eso, y propone que sus empleados se vayan de vacaciones todo el tiempo que quieran. Aunque la oferta tiene su trampa. Sólo podrán acogerse a ella unos 30.000 empleados. El 30% de su plantilla en Estados Unidos. Y para conseguir los días de asueto deben obtener el visto bueno del gerente y haber dejado la tarea hecha. La empresa promete no hacer seguimiento de los días que los empleados se cogen libres, pero sí que les pide que los notifiquen. "Tendremos más éxito cuanto más confiemos en nuestros trabajadores". Así justificó la decisión Cara Hume, la responsable de recursos humanos. Antes de la eléctrica, el grupo americano Virgin ya prometió ofrecer vacaciones ilimitadas a un grupo pequeño de sus trabajadores. "Si trabajar de nueve a cinco ya no es lo que se lleva, ¿por qué deberíamos restringir los días libres?", aseguró su presidente, Richard Branson.

Las empresas asturianas están aún lejos de poder adoptar una medida similar, que ya comienza a ser tendencia al otro lado del Atlántico. Incluso, que el empleado coja los días de vacaciones que quiera y no los que más le interese a la empresa (no siempre coinciden) suele ser una fuente de conflictos. El problema, argumenta Enrique Riesgo, es que adaptar las vacaciones a las preferencias de los empleados no siempre es posible, y más teniendo en cuenta que la mayoría de las empresas asturianas apenas tienen trabajadores. El 88% tiene entre uno y 9 empleados, y un 10% entre 10 y 49.

El lastre del tamaño empresarial que tiene el Principado también afecta al reparto de los días libres. "Cada micropyme es un mundo, y la gente se va en función de sus necesidades", explica Riesgo. La tesis la defiende también Ignacio García, portavoz de FADE. "La prioridad de la empresa siempre debe ser atender su producción y a su clientela, y muchas están sometidas a unos condicionantes sociales que hacen difícil aplicar ciertas medidas de flexibilidad", explica García.

Pero la historia cambia entre las medianas y las grandes empresas. En ellas ya pueden adoptarse ciertas medidas de flexibilidad. Y la tendencia creciente es la de personalizar cada vez más estos periodos de asueto. "Hacerlos a medida del trabajador. Identificar las necesidades de cada persona, si tiene hijos, si está soltero, si tiene pareja que tiene también vacaciones? Hay que intentar adaptarse a todo esto y hacer de las vacaciones un elemento motivador para el empleado, porque eso genera un mejor clima laboral que repercute positivamente en la productividad", añade Riego. También considera altamente positivo partirlas, en dos tandas. "Tener dos momentos al año para regenerar física y mentalmente también es muy bueno", añade.

En muchas empresas también está de moda retribuir con más días extra los excesos de jornada. "Yo mismo lo hago", reconoce Jorge Arango, "cuando algún trabajador hace muchas horas de más o tiene que trabajar un fin de semana, se le compensa con más días libres". Durante los últimos años las medidas de flexibilidad dentro de las empresas se han incrementado. Ahora es más habitual que antes, según apunta Ignacio García, el teletrabajo o unos horarios laborales menos encorsetados, dando libertad al propio trabajador para que elija cuándo empieza su jornada y cuándo acaba. "Esto es posible cuando hay unos objetivos o unas marcas de productividad que son muy medibles", destaca.

Arturo Ordóñez, director del departamento de recursos humanos de una gran compañía regional dedicada al sector del metal, es partidario también de "abandonar viejos conceptos" en el reparto vacacional y "potenciar la flexibilidad". Y propone medidas como permitir el disfrute de vacaciones por días. "Eso permite a los trabajadores gozar de libertad absoluta para organizar sus periodos de ocio, sin verse obligados a someterse al criterio de disfrutar de periodos de meses completos o en rangos de 15 días".

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