El derrumbe del sector del ladrillo dejó al ovetense Javier Galán sin el trabajo que había ocupado durante 28 años en un taller de aluminio ligado a la construcción. Fue durante el inicio de la recesión. Su empleo fijo desapareció. "Pasó lo que a muchas otras empresas del sector, llegó la crisis y se fue al carajo", asegura Galán, que desde entonces ha tratado de reconvertirse. "Hice cursos de jardinero, de informática?, hice mil, pero no hay trabajo para mí", señala antes de destacar que "los parados de hoy somos los mejor formados".

Ahora lleva más de dos años sin reengancharse al mercado laboral. Se le ha agotado la ayuda del paro y hace unos meses comenzó a cobrar la renta de inserción (los 426 euros). "Afortunadamente todo esto me pilló sin cargas familiares", destaca. Solo el primero de los cursos que realizó, el de jardinero, le sirvió para poder trabajar un año en un plan de empleo del Ayuntamiento de Oviedo. Fue el último trabajo algo duradero tras el cierre del taller de aluminio. Ha echado cientos de currículum, con muy poco éxito. "Lo que pasa es que somos muchos buscando un empleo y pocos los trabajos", destaca. Acaba de cumplir los 52 años y a los 55 años, explica, ya podrá cobrar la ayuda para las personas desempleadas que alcanzan esa edad. "Yo lo que quiero es trabajar, me he pasado 30 años cotizando y ahora con este parón no sé qué pensión me puede quedar cuando llegue a la jubilación", resalta.