Arcelor-Mittal aplicará cada viernes, hasta el 18 de diciembre, una regulación de empleo en sus talleres asturianos para intentar hacer frente a la creciente competencia que llega desde China en forma de importaciones baratas de acero. La multinacional comunicó a los sindicatos que la medida afectará a unos dos mil trabajadores propios (aquellos que no van a turnos), y a los de las empresas auxiliares que trabajan para este gigante del acero.

Los dirigentes de la compañía, la primera de Asturias por cifra de negocio y empleo, aseguraron que si la presión que llega desde Asía continúa asfixiando al negocio acerero en Europa tomarán nuevas medidas de ajuste más contundentes. Entre ellas, estarían el cierre de algunas instalaciones o el mandar a casa, mediante otra regulación de empleo, a los trabajadores que están a un paso de prejubilarse hasta que les llegue la hora del retiro.

El anunció cayó como un jarro de agua fría sobre la plantilla. Los sindicatos, no obstante, puntualizan que se trata de una medida "coyuntural" a la espera de que China suelte el pie del acelerador en las exportaciones, y la quisieron desligar por completo de la negociación del convenio colectivo en las plantas que está próxima a iniciarse.