La economía española creció el 0,8% entre julio y septiembre en tasa trimestral, el menor incremento en lo que va de año, si bien la referencia interanual de crecimiento, el 3,4%, es la mayor desde que empezó la crisis. El producto interior bruto (PIB) avanza apoyado principalmente en el consumo de los hogares, cuyo crecimiento se aceleró durante el verano. Se deterioró en cambio la aportación del sector exterior, presumiblemente por el impacto en las exportaciones de la desaceleración del comercio mundial. Por el lado de la oferta, todos los sectores muestran un comportamiento positivo, singularmente la construcción, que en España está creciendo hasta tasas del 5,5% interanual.

No puede decirse que la construcción esté de nuevo en la base del modelo crecimiento español (su peso en el PIB es inferior al 5%, la mitad que en 2007), pero sí que el sector ha despegado y está creando empleo a mayor velocidad relativa que otros, según se infiere de los datos del PIB divulgados ayer. La ocupación en la construcción creció el 6,3% interanual durante el tercer trimestre. Ese resultado no se explica tanto por la actividad de obra pública, aún en niveles muy bajos por los ajustes fiscales de la Administración, como por el repunte de la edificación y de la rehabilitación de vivienda al menos en parte de las regiones españolas. En el citado periodo, la industria creció el 4%, los servicios el 3,2% y la agricultura el 3,6% interanual.

Pese a tales resultados, la Comisión Europea advirtió ayer de que España suspende la mitad de los 14 indicadores sobre los desequilibrios que acumula su economía, como el alto desempleo o la amplia deuda pública y privada, por lo que recordó que tiene que tomar "acciones decisivas".