Arcelor-Mittal entrará en 2016 con grandes expectativas de trabajo en Europa, pero con una fuerte inquietud por el impacto en los precios de las prácticas comerciales de la siderurgia china, su gran amenaza ahora. La dirección del gigante del acero aseguró ayer, durante una reunión con los sindicatos en Luxemburgo, que tiene muy buenas perspectivas de pedidos en el Viejo Continente que se traducirán en más actividad en las factorías. Es una afirmación que contrasta con lo transmitido semanas atrás por la dirección a la plantilla en España. En las semanas previas al inicio de las negociaciones del acuerdo marco, base para los convenios colectivos, la multinacional avisó de que no había seguridad sobre la carga de trabajo para 2016.

Arcelor afirma ahora que tiene una buena cartera en Europa, pero también que los precios de muchos de sus productos se están hundiendo. La compañía tiene sus esperanzas puestas en que las medidas "antidumping" que contra China desplegará la UE puedan surtir efecto. El primero de los aranceles entrará en vigor en marzo y tratará de poner coto a la importación asiática de bobina caliente. Está previsto que la Comisión Europea tome medidas similares a corto plazo con la bobina en frío.

Tan preocupada está Arcelor por la amenaza china que ha pedido a los sindicatos que se sumen a la patronal siderúrgica europea Eurofer en una manifestación que se celebrará en las próximas semanas en Bruselas para exigir nuevos aranceles e intentar frenar el posible reconocimiento de China como economía de mercado, lo que haría imposible penalizar sus importaciones. Los sindicalistas han aceptado y colaborarán en organizar la protesta.

Las centrales reconocen que el sistema de protección europeo es bastante lento. "En Estados Unidos se toman medidas de forma instantánea, pero aquí es necesario justificar al detalle que se está penalizando a la industria en cuestión, el sistema debería ser mucho más ágil", protestó ayer el portavoz de MCA-UGT, Alberto Villalta, tras la reunión con la compañía.

La caída de los precios ha hecho que las cifras de la compañía sean difíciles de cuadrar. El director de productos planos para Europa, Geert van Poelvoorde, llegó a asegurar ayer a los sindicatos que ésta es "la mayor crisis de la industria del acero de los últimos cincuenta años". Alberto Villalta destacó que "el problema es ahora de rentabilidad, porque los precios de muchos productos se encuentran a unos niveles bajísimos".

Pese a todas las dificultades, los pedidos entran a espuertas. Arcelor anunció a las centrales que está previsto que la producción de productos planos aumente en un millón de toneladas durante este año respecto al pasado. La fabricación de largos se mantendrá en las mismas cifras de este 2015, que ya fueron bastante buenas. De hecho, la multinacional comunicó a los sindicatos que había llegado a un acuerdo comercial con la compañía nacional de ferrocarriles de Alemania para el suministro de vías de tren, un pacto que podría beneficiar al tren de carril de Gijón, cuyas obras de ampliación están a punto de comenzar.

José Manuel Castro, portavoz de Comisiones Obreras, aseguró que "la empresa tiene una gran incertidumbre por la competencia China, aunque lo que nos ha transmitido es que en Europa es un buen momento para aguantar el chaparrón". El gigante del acero que preside el magnate indio Lakshmi Mittal asegura que el mercado del Viejo Continente comienza a emitir claros síntomas de que está saliendo de la crisis. Arcelor augura una mejoría del consumo de acero para este 2016 superior al 2%. De este porcentaje está tirando con fuerza la potente industria automovilística comunitaria.

Lo que no está claro es cómo esa mejoría de la producción puede beneficiar a las plantas asturianas. En 2016 están previstas inversiones en plantas de Gijón y en la acería de Avilés, lo que forzará paradas durante semanas. Arcelor llegó a afirmar ayer que si la carga de trabajo lo requiere, las obras de Avilés podrían sufrir algún retraso.