Iñaki Malda Fuentes (Llaranes, 1961) entró en Arcelor-Mittal cuando tenía 17 años. Lo hizo a través de la escuela de aprendices y, desde entonces, ha desarrollado una extensa trayectoria laboral y sindical en el gigante del acero. Comenzó su actividad en el sindicato en 2003 y ahora compagina la dirección de la Unión Comarcal de UGT en Avilés con la sección sindical de los ugetistas en la siderúrgica.
-¿Revolucionará la gestión del sindicato?
-La UGT tienes tres problemas principales. Por un lado está su imagen social, por otro la parte económica y, por último, la interna. A partir de ahora, tenemos que ser una organización de trabajadores y olvidarnos de querer ser lo que no somos, porque cada vez que lo hemos intentado nos ha salido mal. Hay que adaptarnos a vivir de las cuotas de nuestros afiliados y hacer una reprogramación del gasto, sin pedir más créditos. Debemos recuperar a nuestros trabajadores, que están en un ERE. Los empleados de la UGT deben ser los que mejores condiciones laborales tengan; si no, seríamos muy hipócritas.
-¿Qué hacer para lavar la imagen?
-Tenemos que acercar el sindicato a la gente, y que la comisión ejecutiva vaya a los centros de trabajo de las pequeñas y medianas empresas, escuchar a nuestros delegados, y estar mucho más en la calle y menos en el despacho.
-¿Hay que tomar medidas de transparencia?
-Soy partidario de mejorar en ese aspecto. Nuestro fundador, Pablo Iglesias Posse, decía: "Elegid a los mejores y vigiladlos como si fueran canallas".
-La fusión del SOMA y MCA plantea problemas.
-El SOMA tiene que mantener su identidad, tiene 108 años y ya era SOMA antes de entrar en UGT. El que ponga problemas por el nombre es que no quiere que esto funcione.
-¿Con qué equipo contará?
-Me gustaría que estuvieran representadas todas las federaciones, y que el próximo secretario general se elija en primarias. Estoy contra las ejecutivas de profesionales.