“¿Qué ingeniero necesita la industria?”. En un momento crucial para la historia de la región, el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Asturias (COIIAS) se hace una pregunta que busca analizar los principales aspectos que influyen en la construcción de la sociedad del progreso y el papel determinante que ha de jugar el ingeniero industrial en este marco. El 9 de junio, en Oviedo, diferentes expertos ofrecerán su punto de vista en una cita que es algo más que una jornada técnica. El decano, Esteban Fernández Rico, prepara el terreno de la cita.

-¿Por qué este planteamiento general?

-Con la implantación del proceso de adaptación al “plan Bolonia”, se generó una gran proliferación de titulaciones universitarias, a lo que se une la pretensión de algunos colectivos de unificar en una sola profesión las dos que siempre han existido en la industria, todo lo cual está generando una peligrosa degradación del concepto “ingeniero” en la rama industrial. El resultado es confusionismo en los estudiantes, en los clientes de la ingeniería y en la sociedad en general, por lo que es necesario salir al paso para clarificar determinados conceptos.

-Se habla de titulaciones y de profesiones. ¿Puede aclarar algo sobre estos temas?

-En primer lugar, quiero aclarar el concepto de profesión, pues la misma toma una importancia relevante con el “plan Bolonia”. Todo título universitario oficial tiene su profesión asignada en función de las competencias adquiridas en su formación académica. Existen unas determinadas profesiones, llamadas “profesiones reguladas”, las cuales lo están por una legislación estatal, al incidir sobre ellas razones imperiosas de interés general, como las de la salud, seguridad y orden público. Para poder ejercer estas profesiones reguladas la propia legislación habilita unos determinados títulos. Tradicionalmente, no existía ninguna confusión, hasta la década de los años ochenta había dos profesiones en cada rama de la ingeniería: el ingeniero que se ocupaba de planes generales y multidisciplinares de carácter complejo, y el perito, que abordaba planes de especialidad o generales de capacidad limitada. A continuación, se cambian los nombres de estas profesiones por las de ingeniero e ingeniero técnico, respectivamente, con lo cual ya se inicia el confusionismo al referirse a ellas normalmente como ingeniero en ambos casos. Actualmente, con los títulos procedentes del “plan Bolonia” se vuelven a recuperar denominaciones con nombre propio, la de ingeniero técnico se habilita con el título de grado y la de ingeniero, que se habilita con el título de máster, aunque siguen prevaleciendo los títulos anteriores con los mismos atributos que los nuevos.

-¿Mencionó competencias y atribuciones para estas profesiones?

-Las competencias son las capacidades que el estudiante adquiere durante su formación académica y las atribuciones son las actividades que la legislación le permite ejercer oficialmente y que, por tanto, sólo las tienen las profesiones reguladas. Las competencias que la legislación española y europea definen para el ámbito de la ingeniería, en nuestro caso para la ingeniería industrial son: nivel grado para la profesión de ingeniero técnico, con capacidades para impulsar y llevar a cabo la ejecución de planes de especialidad, y el nivel máster para la profesión de ingeniero, con capacidades analíticas y de visión integral para desarrollar planes estratégicos con carácter multidisciplinar. Para el caso de las atribuciones, el nivel máster tiene atribuciones plenas y sin restricciones en todos los campos de la industria, y el nivel de grado tiene atribuciones ilimitadas en su especialidad.

-Se avecinan importantes cambios tecnológicos para afrontar el futuro de las empresas, ¿cuáles son los que más preocupan a la ingeniería?

-Los retos más importantes que la ingeniería debe afrontar como protagonista destacado son dos. En primer lugar, planes estratégicos para el progreso y la reindustrialización que plantean mensajes que incitan a recuperar el liderazgo industrial a través de la tecnología o que las pymes para crecer y ser más competitivas deben apoyarse en la innovación y en la tecnología, para lo cual necesitan profesionalizar la gerencia. En Asturias este tipo de mensajes están recogidos en todos los planes estratégicos para el progreso como el RIS 3, liderado por la Administración a través del IDEPA y en las medidas que para la competitividad lideran desde FADE o Femetal. En segundo lugar, las innovaciones tecnológicas nos están empujando a tener que afrontar la llamada cuarta Revolución Industrial, que, sin tener aún muy clara la definición, vislumbra un importante futuro ya apuntado a través de conceptos como “la industria 4.0”, el internet de las cosas, la robótica avanzada, las plataformas BIM, las “smart grid”, la tecnología biomecánica y otras que, como hemos dicho, van a transformar los paradigmas en las empresas y a continuación los de los ciudadanos.

-¿Cómo afronta el ingeniero estos retos?

-Los dos retos se deben acometer desde organizaciones con inteligencia competitiva que sean aportadas desde el talento y la cultura innovadora, o sea, donde se disponga de amplios conocimientos, valores hacia la creatividad y la mejora continua, información estratégica y de vigilancia tecnológica. En el caso del nivel máster, su formación de carácter generalista le capacita perfectamente para diseñar y acometer planes estratégicos de mejoras en las organizaciones y con su cualidad multidisciplinar puede gestionar aspectos de cualquier disciplina tecnológica.

-¿Qué papel juegan los colegios profesionales?

-A partir del título académico, resulta primordial que estos profesionales potencien y mantengan las capacidades que les exigen entornos tan inestables y cambiantes. El futuro indica que deben priorizarse cuestiones como la creatividad, la información, el conocimiento de las tecnologías emergentes y el conocimiento de las realidades en las organizaciones. El éxito en estos logros radica fundamentalmente en que se acometan planes que aporten información, formación y prácticas en empresa, desde una colaboración estrecha entre las instituciones implicadas, Administración, Universidad, empresa y colegios profesionales. En ello estamos implicados y trabajando intensamente para conseguirlo, como lo demuestra la organización de una jornada sobre la profesión de ingeniero industrial que se celebrará en el próximo mes de junio. En los colegios, además de las clásicas atenciones, son capítulos de atención preponderante para el futuro la información estratégica y la vigilancia tecnológica.

-¿Qué nos puede decir del título profesional que se va adquiriendo mediante la experiencia?

-En esta línea en España para este fin ha nacido la Asociación de Ingenieros Profesionales de España (AIPE), que proporciona la certificación IPR de ingeniero profesional a quien posea las capacidades convenientes y la recertificación en su caso, cada cuatro años. Ya existen 150 ingenieros certificados en España, entre todas las ramas de la ingeniería de nivel máster, y nuestro colegio de Asturias se ha acreditado como antena de certificación de AIPE, con lo que se facilitarán de forma importante las certificaciones a los profesionales asturianos.

-Hable de la jornada del próximo 9 de junio.

-Se titula “La profesión de ingeniero industrial, pasado, presente y futuro”, y se celebrará en el hotel de la Reconquista, de 17 a 19.30 horas. En la misma se tratarán con amplitud las importantes cuestiones ya mencionadas, a cargo de prestigiosos ponentes procedentes del ámbito de la ingeniería industrial, como Enrique Amezúa, (presidente de la Conferencia de Directores de las Escuelas de Ingenieros Industriales), Juan Carlos Campo (director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón), Enrique Macián (presidente de Du Pont), Eva Pando (directora del IDEPA) y Miguel Iriberri (presidente del Consejo General de Colegios de Ingenieros Industriales). Será una jornada muy emotiva para la ingeniería industrial, pues se despide la titulación universitaria con la que nos hemos formado generaciones de profesionales. Aunque, evidentemente, continúa la profesión y queremos que los herederos de la misma, los nuevos másteres sientan nuestro orgullo y aliento. Eso se va a escenificar en un acto muy emotivo, plagado de sorpresas. Además, se reflexionará sobre los títulos universitarios y los profesionales que la industria necesita como motor de la revolución tecnológica que nos llevarán al crecimiento y la competitividad. Los interesados se pueden inscribir a través de la página web del COIIAS.