Es un concepto sencillo y lógico, pero que hasta la fecha nadie había llevado a la práctica. Dos estudiantes de la Universidad del País Vasco han dado el primer paso para eliminar los cables de nuestra vida a través del diseño de un cargador inalámbrico que transfiere la energía que necesitan los dispositivos electrónicos a través de radiofrecuencia. Ángel Armando García y Anita Inchauspe apuestan por un mundo en el que "los usuarios puedan estar conectados sin preocuparse de recargas y baterías". Por esa brillante idea los jóvenes recibieron ayer en Oviedo el premio "Treelogic" al espíritu innovador, dotado con 4.000 euros en su décima edición. Junto a ellos también fueron galardonados los finalistas Jonatan Peris, de la Universidad de Zaragoza, e Ignacio Hernández, de la Politécnica de Madrid.

"Con este cargador no sólo avanzaríamos en movilidad, sino que también ahorraríamos costes y el dispositivo sería más ecológico al eliminar cobre y plástico", defendió ayer uno de los creadores del proyecto ganador, Ángel Armando García. Por ahora, el cargador inalámbrico tiene un radio de acción de 30 centímetros, pero el objetivo es "seguir trabajando para llegar a los dos metros". Las aplicaciones, según señaló García, son "enormes, todas las que pueda dar la imaginación: sanidad, aeronáutica, automoción...".

En el acto participó Óscar Paz, responsable de Axa Opensurance, un programa para colaborar con los emprendedores. "Tenemos que olvidarnos de que los peces grandes comen a los pequeños. El mundo empresarial ha cambiado y los dos necesitamos ir de la mano", destacó Paz, que aseguró que la "simbiosis perfecta" para innovar hoy en día está en utilizar los recursos propios de una compañía y una startup externa. Porque esta última, añadió, "tiene la capacidad para anticiparse a las necesidades de los ciudadanos".