Los ayuntamientos de la región mantienen a flote sus finanzas gracias principalmente a la recaudación de los tributos que afectan a la vivienda: el impuesto de bienes inmuebles, sobre todo, y el que grava el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana (conocido como impuesto de plusvalías). La evolución de esos ingresos explica que la recaudación fiscal de los concejos asturianos ascendiera el pasado año a 438 millones, nuevo máximo histórico.
El Ministerio de Hacienda acaba de divulgar un avance de la liquidación presupuestaria de los 78 ayuntamientos asturianos en 2015 y de ese documento se deduce que la recaudación por impuestos directos e indirectos (medida a través de los técnicamente llamados "derechos reconocidos") aumentó en algo más de 18 millones de euros en relación a 2014. La mayor parte de ese incremento se concentró en los tributos directos. En los siguientes puntos se detalla la evolución de esos y otros ingresos fiscales:
IRPF e IVA. El Estado transfiere una parte del impuesto de la renta, del IVA y de los tributos especiales a los ayuntamientos de mayor tamaño (capitales de provincia o con poblaciones superiores a 75.000 habitantes). Los ingresos de los ayuntamientos asturianos por IRPF (unos 11 millones en 2014, último dato conocido) son inferiores a los de 2009 y los del IVA se han mantenido estables (en torno a 8 millones).
IBI. El impuesto sobre bienes inmuebles ha pasado a suponer más del 40% de los ingresos tributarios de los ayuntamientos asturianos, con una recaudación cercana ya a los 250 millones de euros, cuando en 2009 la recaudación era de 180 millones. Ese salto se explica por los recargos aprobados en 2011 por el Gobierno central, por las actualizaciones catastrales generalizadas y por el proceso de "regularización" (rastreos en busca de inmuebles no declarados) impulsado también desde Madrid.
Plusvalías. Pese a la crisis inmobiliaria, los ayuntamientos asturianos ingresan más por el impuesto de plusvalías (por encima de 35 millones en 2014) que antes de la crisis. La subida de los tipos impositivos y el mecanismo para valorar los inmuebles, basado en el Catastro y desconectado del valor real de mercado, blindó los ingresos.
ICO. El IBI y las plusvalías rellenaron entre otros el hueco que dejó el hundimiento de la recaudación del impuesto sobre construcciones y obras tras el estallido de la burbuja de la vivienda. Los ingresos del ICO son ahora inferiores a 12 millones al año.
Viñeta. El impuesto sobre los vehículos reporta a los ayuntamientos cerca de 50 millones al año y se ha mantenido estable.
Tasas y precios públicos. Los ingresos asociados a la prestación de servicios públicos ascendieron en 2015 a 158 millones de euros en el conjunto de los concejos asturianos, una cantidad inferior en ocho millones a la de 2014.
