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Los grandes grupos familiares remontan la crisis y en su mayoría ganan empleo

Alimerka y TSK protagonizan fuertes aumentos de plantilla, Masaveu busca nuevas inversiones y Química del Nalón se vuelca en el mercado exterior

Los grandes grupos familiares remontan la crisis y en su mayoría ganan empleo

Los principales grupos empresariales asturianos de titularidad familiar (sociedades no cotizadas y hegemónicamente controladas por familias) obtuvieron resultados económicos positivos el pasado año y tienen expectativas de mejorarlos durante 2016. De la información sobre una muestra representativa de esas compañías, formada por la cadena de supermercados Alimerka, la Corporación Masaveu, la ingeniería TSK y los negocios medulares del Grupo Orejas, se infiere que esos grupos de base familiar han remontado la crisis y también que varios de ellos están ganando empleo de una forma clara. Se trata de compañías caracterizadas por haber superado el período de Gran Recesión (2008-2014) respaldados por sus altos niveles de solvencia.

Alimerka. La cadena de supermercados que pilota Alejandro Fernández consolidó el pasado año la mejoría de ventas y beneficios de los dos ejercicios anteriores y en el actual su cifra de negocio continúa en aumento. En un contexto muy complejo para el sector de la distribución, con gran competencia en precios y márgenes a la baja, Alimerka facturó 580 millones de euros en 2015, un 4,7% más que en 2014. El beneficio neto llegó a los 12 millones.

El grupo fundado por Luis Noé Fernández amplió moderadamente sus puntos de ventas, con tres aperturas de supermercados, hasta totalizar 174, la mayoría de ellos (136) situados en Asturias y el resto en Castilla y León (36) y Galicia (2). Con ello creció también la plantilla. Alimerka tuvo en 2015 un número medio de empleados superior a los 6.000 y cerró el año con doscientos puestos de trabajo más que a fines de 2014.

La compañía mantiene su estrategia este año: competir en precios, ajustar costes sin renunciar al crecimiento e invertir en nuevos establecimientos y en la modernización de otros. Uno de los elementos capitales de la estrategia es la apuesta por la "marca blanca" del grupo, que se extenderá a nuevas gamas de productos.

Corporación Masaveu. La cifra de negocio del grupo industrial y financiero ascendió el pasado año a 265 millones de euros, con un incremento del 7% interanual que se explica por una mejora en la facturación de las fábricas cementeras, base industrial del conglomerado que preside Fernando Masaveu Herrero. Su entrada en el sector de las energías renovables, con la adquisición de sociedades que explotan parques eólicos y plantas solares, contribuyó al incremento de los ingresos, que alcanzó también a otras actividades: explotación de aparcamientos, bodegas, medicina y negocio inmobiliario.

Los dividendos en sociedades participadas -en particular los de la posición accionarial en EDP, compartida con Liberbank- y los rendimientos de otros activos financieros reportaron a Corporación Masaveu 75 millones brutos. Ese renglón de la cuenta de resultados contribuyó decisivamente a que las ganancias del año se situaran en 59,5 millones, 9,9 millones por encima de las de 2014. El grupo cerró el ejercicio con un ligero aumento de empleo (1.445 personas a fines de año, 19 más) y con la expectativa de afianzar la mejora de resultados. Tras invertir en energías renovables y sobre todo en la compra de dos grandes edificios de oficinas en EE UU, la estrategia de Masaveu sigue orientada a buscar oportunidades de negocio para aprovechar su potencial financiero, según se recoge en sus informes de gestión.

TSK. El grupo de ingeniería y montaje que preside Sabino García Vallina, también accionista hegemónico, dio nuevas muestras de fortaleza en 2015 al incrementar su facturación casi el 17%, hasta los 740 millones de euros. Con un ebitda (beneficio antes de impuestos, amortizaciones, intereses y depreciaciones) de 75 millones y un beneficio neto de 42 millones, TSK, especializada en el diseño y montaje de plantas industriales e infraestructuras eléctricas y mineras, acabó el año con una cartera de proyectos de 1.500 millones de euros, la más alta en sus tres décadas de existencia.

La compañía ha cosechado tales resultados en un mercado condicionado en estos años por la desaceleración de las inversiones industriales en grandes áreas del mundo y por una agresiva competencia entre las empresas del sector, la mayoría multinacionales. En sus publicaciones corporativas, TSK subraya como hitos económicos y tecnológicos recientes las adjudicaciones de una planta fotovoltaica de 260 megavatios de potencia en Dubái y de un complejo termosolar de 50 megavatios en Kuwait.

El desempeño de la compañía asturiana durante la crisis, con aumentos de facturación y empleo, tiene mucho que ver con una rauda intercionalización de la actividad. En 2005, los contratos en el extranjero representaban el 12% de las ventas. En 2008 pasaron a suponer un tercio del negocio y en 2015 supusieron el 95%. TSK, con proyectos en ejecución en más de 25 países, prevé que durante este año su actividad sea casi exclusivamente internacional, si bien está desarrollando en Asturias la instalación de plantas desnitrificadoras en las centrales térmicas de EDP (Aboño y Soto de Ribera).

TSK forma parte de los grandes grupos que ganaron empleo en 2015, con una plantilla media que superó los 900 puestos de trabajo, 510 de ellos fijos. En ese mismo ejercicio aumentó su capacidad técnica mediante la adquisición de la compañía Omega, una ingeniería especializada en el sector agroindustrial.

Para 2016, TSK espera "otro año de crecimiento". Y también de diversificación. Su más reciente movimiento ha sido ampliar hasta el 9,9% su participación en Sniace, lo que convierte al grupo asturiano en el segundo mayor accionista del fabricante cántabro de celulosa.

Grupo Orejas. Química del Nalón, negocio principal de la corporación familiar que preside Rufino Orejas, entró en la crisis con un alto grado de internacionalización que le ha permitido sostener en estos años niveles de ventas por encima de los 120 millones de euros. En 2015, facturó 121,4 millones con sus producciones carboquímicas, el 60% destinadas a países extranjeros. Culminó ese mismo ejercicio con unas ganancias netas de 3,14 millones. La plantilla media fue de 231 personas, inferior en ocho a la del año precedente.

Química del Nalón, que está desarrollando un plan de inversiones en sus plantas de Trubia y Langreo (en 2015 desembolsó 4 millones de euros con arreglo a ese programa), inició este año dentro de los objetivos presupuestados y con la expectativa de cerrar otro ejercicio en positivo, según se expone en las cuentas aprobadas el pasado mes de mayo. La estrategia ha sido formulada así: profundizar "en las políticas de flexibilidad y reducción de costes, a la vez que potenciar el desarrollo tecnológico y la innovación para tratar de abrir nuevas vías de negocio".

El otro negocio medular de los Orejas, el de la construcción y la promoción inmobiliaria, trata de levantar el vuelo tras años de durísima crisis en un sector que han llevado a la liquidación a buena parte de las empresas de tamaño semejante a Constructora Los Álamos. La sociedad cerró en pérdidas 2015 (-2,07 millones), aunque inferiores a las de años precedentes, y con 66 empleados, cinco menos que en 2014. Ante la señales de recuperación en el mercado de la vivienda, Los Álamos reanudará este año la promoción inmobiliaria y en los primeros meses de este año cerró contratos de construcción por valor de 20,5 millones.

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