Los autónomos asturianos que se están jubilando este año lo hacen con pensiones medias inferiores a los 900 euros al mes. La combinación del impacto de la crisis en los negocios, la tendencia de muchos trabajadores por cuenta propia a cotizar el mínimo posible y las rigideces del sistema para adaptar esas cotizaciones a los ingresos explican, según las organizaciones de autoempleados, que las prestaciones de los nuevos jubilados incluso hayan descendido en los últimos años.
Durante la primera mitad de este año se retiraron en Asturias 876 autónomos cuya pensión media fue de 880 euros. En ese mismo tiempo, accedieron a la jubilación 3.354 asalariados del régimen general de la Seguridad Social, con un promedio de ingresos de 1.618 euros. Se mantiene así la brecha que desde siempre ha existido entre unos y otros jubilados y que se explica por las diferencias en el nivel de cotizaciones. Las de los trabajadores por cuenta ajena (abonadas por las empresas y por los propios empleados) son parejas a las remuneraciones salariales. Las de los autónomos dependen de lo que decidan cotizar y la gran mayoría de ellos (el 77,2% del total este año, según datos de la Seguridad Social) lo hace por la base mínima legal, sea por imposibilidad económica para abonar cuotas mayores o por la voluntad del autónomo.
Las organizaciones del sector instan periódicamente a los autoempleados a cotizar por bases análogas a sus niveles de ingresos, con el propósito de que, llegada la jubilación, la pensión les permita mantener un nivel de renta adecuado. La crisis, con un impacto muy severo sobre las facturaciones de muchos autónomos (particularmente los de las actividades pegadas a la construcción y al consumo) han erosionado también sus cotizaciones. Según datos del Ministerio de Empleo, la proporción de los que cotizan por la base mínima es hoy dos puntos superior a la de 2009.
"El sistema de cotización de los autónomos es muy poco flexible y permite pocos cambios para adaptarse a la realidad de los ingresos", expone Manuel Prieto, secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) en Asturias. Se refiere a las "rigideces" que limitan la capacidad de los autónomos de cambiar dentro del mismo año sus bases de cotización y con ello la cuantía de sus pagos. Las modificaciones posibles son dos: la primera debe solicitarse antes de mayo para que entre en vigor el día 1 julio y la segunda, antes de noviembre para que sea operativa desde el 1 de enero del año siguiente. La normativa también restringe la libertad para aumentar la base de cotización a partir de ciertas edades (49 años antes de la reforma de la edad de jubilación y 46 años en la actualidad), con el propósito de evitar una práctica que se considera abusiva: cotizar lo mínimo durante la mayor parte de la vida laboral y hacerlo por la base máxima en los últimos años de la vida laboral para acceder a una pensión mayor.
Según las asociaciones de autónomos, un modelo más flexible permitiría adecuar mejor las pensiones futuras al nivel de ingresos durante la vida laboral. El asunto formó parte del acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos para la fallida investidura de Pedro Sánchez y está presente en las actuales negociaciones entre el PP y el partido de Albert Rivera.
Entre una parte de los autónomos es común recurrir a productos de ahorro (fondos de pensiones, seguros y otros) para complementar las pensiones del sistema público. Dentro de este sistema, la cotización mínima mensual es de unos 265 euros y la máxima posible, algo inferior a los 1.100 euros.
