Asturias forma parte de las regiones que han utilizado más intensamente para subir los impuestos su capacidad de modificar tributos cedidos por el Estado o de crear otros propios. El llamado sobreesfuerzo fiscal que realizan ciudadanos y empresas como consecuencia de esas políticas equivale a 161 euros por habitante al año y es el tercero más alto del país, según una estimación contenida en el Sistema de Cuentas Territorializadas del Ministerio de Hacienda, las balanzas fiscales (saldo entre lo que aporta cada región al Estado y lo que recibe de él) que se elabora con una metodología del hacendista asturiano Ángel de la Fuente.

El sobreesfuerzo fiscal se define como la diferencia entre los ingresos tributarios reales de una Administración autonómica y los que habría obtenido "de no haber utilizado sus competencias normativas en materia de tributaria para modificar la presión fiscal sobre sus ciudadanos por los impuestos cedidos o concertados de titularidad estatal o para crear figuras tributaria propias", expone el informe de Hacienda. Se mide por un saldo que si tiene signo positivo indica que la autonomía ha usado esa capacidad normativa para subir los impuestos y lo contrario si tiene signo negativo.

Los resultados de 2013 recién divulgados muestran el panorama que se retrata en el gráfico a la derecha de estas líneas: el mayor sobreesfuerzo fiscal corresponde a Extremadura, donde equivale a casi 199 euros por habitante; a continuación figuran Cataluña (165,5) y Asturias (161); en el otro extremo, las regiones donde las singularidades tributarias autonómicas reducen la carga fiscal son sobre todo Canarias, País Vasco y Navarra. Así, la diferencia de esfuerzo entre un asturiano y un canario es de 944 euros al año.

Esa posición de Canarias, País Vasco y Navarra se explica por las particularidades de sus sistemas tributarios. Vascos y navarros disfrutan del modelo foral, con amplias capacidades normativas en los impuestos estatales (IRPF y sociedades) y competencias para recaudarlos por sí mismas (en el País Vasco, a través de las diputaciones forales). Canarias también tiene un régimen singular cuyo rasgo principal está en la imposición indirecta: no se aplican el IVA y algunos tributos especiales, sustituidos por otros propios y con tipos impositivos más bajos.

Asturias ocupa al tercera plaza en sobreesfuerzo fiscal sobre todo por la elevada recaudación del impuesto de sucesiones y de los tributos propios del Principado, en especial el canon de saneamiento o del agua. Esos dos capítulos de los impuestos suponen casi 200 millones de euros al año.

IRPF. Casi todas las regiones han legislado sobre el IRPF para rebajarlo, aunque en todas también el efecto en el esfuerzo fiscal por habitante es muy pequeño. El impacto en la recaudación de 2013 de las rebajas fiscales de Madrid fue equivalente a 36 euros por persona. En Asturias no se llegó a 60 céntimos. El resultado recoge los efectos de políticas de signo contrario: de una parte las deducciones y rebajas en los tramos más bajos de renta; de otro, los recargos que Asturias aplica a las rentas superiores a 60.000 euros.

Sucesiones. Las peculiaridades del impuesto sobre las herencias supusieron para el Principado una recaudación extra de 46,9 millones, hasta alcanzar los 121 millones. El sobreesfuerzo per cápita fue de 44,1 euros, el segundo mayor por detrás de Cantabria (55,8).

Transmisiones. El sobreesfuerzo por subidas en los impuestos que gran, entre otras, las compras de pisos usados se estima en 3,45 euros per cápita, inferir a la media (5,21).

Carburantes. La versión asturiana del "céntimo sanitario" reportó 28 millones al Principado. El esfuerzo extra asociado a la normativa autonómica es de 26 euros por habitante, el noveno entre las 17 comunidades.

Tributos propios. El informe agrupa en el mismo capítulo los gravámenes creados por las regiones (ambientales y otros) y el impuesto de patrimonio. En este terreno, el sobreesfuerzo por asturiano es de casi cien euros, el cuarto más alto de España. El resultado obedece en parte al canon de saneamiento, que recauda 58 millones al año, el 70% por los consumos domésticos de agua y el 30% por los industriales, particularmente intensos en Asturias.