El mayor banco portugués, Caixa Geral Depósitos (CGD), de titularidad 100% pública, podrá ser recapitalizado con 4.500 millones de euros tras el acuerdo inicial alcanzado por la comisaria europea de la Competencia, Margrethe Vestager, y el Gobierno luso, que preside António Costa. El acuerdo está pendiente ahora de su formalización por el colegio europeo de Comisarios.

La decisión conllevará ajustes de plantilla y de oficinas (se prevé la supresión de 2.500 de sus 16.058 empleos mediante rescisiones voluntarias de contrato y prejubilaciones), lo que, según la prensa portuguesa, afectará previsiblemente de forma más acusada a sus filiales en el exterior, caso de la española Banco Caixa Geral, con 102 sucursales, dos ellas en Asturias (Oviedo y Gijón).

Banco Caixa Geral (BCG), que es rentable (el año pasado ganó 26 millones y en el primer semestre de 2016 podría haber acumulado unas ganancias de 10 millones), ya estuvo en ciernes de ser vendido hace cuatro años. A comienzos de 2012 Liberbank, el banco liderado por la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, mantuvo contactos preliminares para la eventual adquisición de la filial española del grupo portugués pero no las consultas no prosperaron. Las conversaciones fueron desveladas por un diario lisboeta y el banco de origen asturiano lo reconoció entonces de forma implícita en una comunicación a la Bolsa.

Entonces la anexión del BCG se planteaba como una opción para cobrar tamaño y reforzarse en territorios en los que Liberbank tenía y tiene poca presencia. El BCG es el resultado de la fusión de los bancos Simeón, Extremadura y Luso-Español y, salvo en la región extremeña, tiene pocas redundancias con Liberbank.

Desde entonces la situación bancaria ha cambiado mucho, y tanto las exigencias crecientes de solvencia por las nuevas normas internacionales, los sucesivos decretos del Gobierno español tras el rescate financiero de España por la Troika, el acusado estrechamiento de los márgenes de interés por la política monetaria de tipos negativos que el BCE impone a los bancos -lo que está llevando a un progresivo ajuste de costes-, una morosidad mitigada pero todavía muy alta y el creciente desplazamiento de la clientela hacia la banca por internet ha sometido al sector a una presión creciente para el recorte de red y de empleos, operación en las que están implicados casi todos los grupos españoles, lo que dificulta el interés de grupos nacionales por la red del BCG.

El auxilio a Caixa Geral, los temores sobre otros bancos lusos, la delicada situación de varias entidades italianas, las dudas sobre alguna alemana y las recapitalizaciones de grupos españoles evidencian que los daños bancarios en Europa no han sido aún cauterizados ocho años después.